Pudieron más las ganas y las prisas que la mesura y la templanza. Cierto es que el estío empieza a despedirse y el otoño acecha a la ciudad, pero el Entroido de Verán, que ayer se presentó, deja lagunas que seguramente pasarán factura. La Concejalía de Cultura rescató una cita aparcada por el PSOE y el BNG como si de ello dependiese la credibilidad del nuevo grupo de gobierno. La iniciativa en sí parece una buena idea, pero falla la base. La cita se abre y a la praza do Correxidor se suma la do Ferro y la de Santa Eufemia. Pero, ¿qué pasa con el resto? Si se tiene en cuenta que la administración local es la que pone la pasta -no mucho, la verdad-, ¿por qué la cita no se abre al resto de los hosteleros? Durante la presentación se dijo que así sería, que todo el que quisiera podría unirse, pero que la cercanía del otoño no dejaba otra opción que empezar en estas zonas. Un mal comienzo. A las ya mermadas relaciones entre ciertos hosteleros del casco, una afrenta como esta no hace más que abrir la herida. Quizás no midió la edila las consecuencias pensando únicamente en apoyar una cita que verdaderamente puede dar más vida al centro de la ciudad. Pero se olvidó de que la administración local no debe hacer diferencias entre iguales. Distinto hubiera sido si la organización corriese a cargo de los hosteleros. Entonces el Concello podría colaborar. A la inversa, no se entiende. A no ser que el resto de hosteleros se hubiera negado a hacerlo. Quizás pudieron más las ganas y no hubo tiempo para darle una vuelta. Se verá.