El papelón del padre

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía no lo soy pero intuyo que ser padre no debe de ser nada fácil. Hay que estar a las duras y a las maduras. Para disfrutar de los buenos momentos y templar gaitas en los malos. Cuando el pasado jueves en el pleno del Concello de Ourense el progenitor de una concejala insultó desde la grada gravemente a un político ¿rival? no puedo negar que me vinieron a la cabeza esos partidos de fútbol que se juegan cada sábado por la mañana con menores como protagonistas. Son esos encuentros en los que al tiempo que el chaval juega su padre desde la grada la lía parda: insulta al árbitro, reprende al niño, corrige al entrenador y hasta tiene tiempo para leer el Marca. No son todos, claro. Ni mucho menos. Son una minoría, la mayoría optan por sentirse orgullosos del chaval (o chavala) cuando toca y consolar y animar cuando tiene un mal día. Y ese papel de padre hooligan fue el que adoptó el progenitor de la edila de Ourense en Común cuando decidió hacerle un flaco favor a la recién estrenada carrera política de su hija. Dicho esto tampoco conviene dejarse engañar, porque lo sucedido el jueves en el Concello de Ourense solo fue una consecuencia de la deriva que han tomado las sesiones en la consistorial de un tiempo a esta parte. En el imaginario colectivo se ha instalado la sensación de que todo vale. Los 27 que allí se sientan me temo que tendrán que ganarse el respeto de los ourensanos, algo que antes como en la mili se daba por supuesto. Es el peaje de cuatro años de bochorno municipal sostenido. Todavía están a tiempo.