Las razones de una crisis inesperada

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

La Voz repasa los argumentos de José Manuel Baltar y de los afectados en el conflicto por compatibilizar su trabajo en la Diputación con sus responsabilidades en gobiernos locales

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La dimisión de Francisco González Bouzán se hará efectiva hoy al tomar conocimiento la corporación municipal de su escrito de renuncia. Se trata de una crisis inesperada en el gobierno local del Partido Popular porque tiene lugar poco más de un mes después de tomar posesión y por el motivo que está detrás de la decisión adoptada por el concejal. González Bouzán -mano derecha del alcalde, portavoz del ejecutivo y responsable de Cultura, Recursos Humanos y Seguridade Cidadá- se va debido a un conflicto laboral con el presidente de la Diputación, José Manuel Baltar, que también lo es del partido. Él trabaja como director del Centro Cultural Marcos Valcárcel, propiedad de la institución provincial, y el máximo responsable de la entidad no estaba de acuerdo con que compatibilizase esa ocupación con su actividad municipal. La Voz de Galicia analiza los argumentos de unos y de otros a este respecto.

José Manuel Baltar asegura que advirtió a González Bouzán de su desacuerdo con ese doble cometido hace semanas y que, ante la falta de respuesta de este, lo puso por escrito en una carta. Al trascender la misiva, el concejal dimitió. En ella se exponen parte de los argumentos del presidente de la Diputación, que refleja sus dudas acerca de la «independencia e imparcialidade» de González Bouzán en su trabajo después de convertirse en concejal. Además, Baltar apela al Código Ético de la institución y a una «incompatibilidade desde o punto de vista político».

En declaraciones a este periódico, el máximo responsable de la Diputación aclaró que «gobernar un Ayuntamiento exige una dedicación tan grande que es incompatible con el ejercicio de competencias administrativas de tanto calado, que exigen tanta o mayor dedicación». Aunque Baltar admitió que compaginar ambas ocupaciones es legal, dijo que tomó la decisión de insistir ante González Bouzán en su malestar para dejar clara su posición. «Nadie puede tener duda alguna en que amparo este tipo de comportamientos», llegó a decir.

Quienes están en desacuerdo con el presidente argumentan que la decisión tomada por el máximo responsable de la Diputación no se basa en ningún criterio objetivo porque no está establecido de forma clara un límite medible a partir del cual el trabajo en la institución provincial es incompatible con la actividad municipal. De este modo, impedir compaginar ambas ocupaciones a determinados funcionarios se convertiría en una decisión arbitraria, dicen. Y más teniendo en cuenta que existen otros trabajadores de la Diputación que son ediles. El PSOE, por ejemplo ha preguntado por qué no se toma esa decisión con un asesor de Baltar que es concejal en la capital, Jesús Cudeiro. Los alcaldes de Rubiá, San Amaro y Trasmiras están también en esa situación y el de Monterrei, José Luis Suárez, a quien sí se le ha pedido que deje de compaginar su trabajo en la Diputación con ese cargo, tampoco entiende por qué no se aplica «o mesmo raseiro». Este, cuyo testimonio fue determinante para condenar al expresidente provincial por sus enchufes, dijo en una entrevista en La Voz que lo ocurrido «parece máis algún problema persoal que outra cousa». De hecho, hay quien achaca las medidas tomadas por el presidente a su mala relación con los afectados y el número dos del PPdeG, Alfonso Rueda, dijo que compatibilizar el trabajo con la actividad municipal es perfectamente legal.

Incluso Baltar lo admite. Precisamente por ese motivo prevé cambiar la normativa laboral en la institución para que los puestos directivos no sean «para toda la vida». Además, respecto a las diferencias entre unos funcionarios y otros, el presidente argumenta que «son situaciones diferentes». Suárez es jefe de servicio y González Bouzán director de centro, es decir, con altas responsabilidades. «Son puestos singulares en sus cometidos y en sus retribuciones», concluye Baltar.