Juzgado por abusos sexuales a la hija de 4 años del novio de su nieta

La Voz OURENSE

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La menor y el acusado, para quien la fiscalía pide seis años de cárcel, no declararon durante la vista celebrada en la Audiencia

27 may 2015 . Actualizado a las 07:57 h.

Como testigos de un caso de abuso continuado a menores han vuelto a coincidir en dependencias judiciales V. G. F. y A. P. C., los dos procesados -hombre y mujer- por el supuesto maltrato de que fue víctima un bebé en marzo del 2014. Ya no son pareja, pero de su etapa de convivencia aún le quedan cuentas pendientes. Y si en el caso del bebé presuntamente maltratado, el pequeño es hijo de ella, en el asunto que ayer llegó a juicio en la Audiencia Provincial la perjudicada es una menor de 4 años, que es hija del él. El acusado, por su parte, es el abuelo de ella.

El caso juzgado ayer se remonta a enero del 2014. En el mismo domicilio de la carretera de Santa Mariña vivían el acusado, Saturnino P. P., su nieta de 24 años, y el hombre que entonces era su pareja, entonces padre de una niña de cuatro años. El bisabuelo jugaba con la pequeña de forma regular. Buscaba, además, satisfacción sexual, según la interpretación que hace el ministerio fiscal de los hechos investigados durante la instrucción.

Con los pantalones bajados

A Saturnino, de acuerdo con la fiscalía, lo sorprendió la nieta en la habitación de aquél. Jugaba, según él decía, con la pequeña. Tenía los pantalones bajados. Fue la joven que entonces era pareja del padre de la niña quien descubrió la situación. No llegó a ver contacto sexual, aunque, de acuerdo con la acusación pública, el imputado obtenía satisfacción frotándose con la pequeña y tocándole su zona genital.

Ya no es pareja de Víctor la joven que entonces alertó de lo ocurrido, están incluso enfrentados con una denuncia que ella presentó contra él por supuestos malos tratos, pero ayer confirmó en la Audiencia Provincial lo que en su día había presenciado. Declaró y abandonó la sala de vistas, donde su abuelo quedaba en el incómodo banco de acusados, con una petición de condena de seis años de prisión y 3.000 euros de indemnización.

Saturnino se acogió a su derecho a no declarar. La pequeña, que cuenta cinco años, tampoco prestó testimonio. Lo hizo, sin embargo, el padre de la menor, que quiso permanecer en la sala tras haber prestado declaración. Pudo, de ese modo, escuchar a los peritos, a los que acudieron a la sala y a quienes declararon por videoconferencia.

Le advirtieron por podía resultarle incómodo escuchar al médico forense, las conclusiones de la pericial psicológica sobre el impacto que pueda dejar en la mejor lo vivido hace algo más de un año, o las aportaciones de los especialistas del Instituto Nacional de Toxicología. Pero prefirió quedarse, escucharlo todo y sorprenderse con detalles expuestos a puerta cerrada, pues la sala, en atención a la condición de menor de la víctima, optó por limitar la asistencia a las partes, testigos y peritos.