Reclaman cuidadores sustitutos en el colegio Tomás de Lemos de Ribadavia

La Voz OURENSE

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19 dic 2014 . Actualizado a las 13:00 h.

La familia de una niña de 6 años escolarizada en el colegio Tomás de Lemos, de Ribadavia, reclama de la Xunta la contratación de cuidadores sustitutos para que la pequeña, que tiene necesidades especiales, no tenga que desplazarse al segundo edificio del centro cada vez que se produce una ausencia del titular.

La situación, explica María Luisa García, madre de la alumna, se complica en el caso del Tomás de Lemos porque este colegio tiene las aulas en dos edificios separados: «En el otro edificio hay un alumno con necesidades especiales que tiene su propio cuidador. Cuando éste no está, mi hija tiene que cambiar de edificio porque en el suyo no hay ascensor y el otro niño usa silla de ruedas. Cuando es el cuidador de mi hija el que no está la niña también se desplaza al otro edificio. La opción es ésa, que yo traslade a mi hija al otro colegio o quedarse en casa».

La familia, que se siente apoyada por la dirección del centro, pide una solución que garantice el derecho de su hija a recibir una educación integrada, tal como le ha indicado la propia administración educativa: «Yo he hablado con el jefe de personal de Santiago y alega razones de carácter laboral por el tipo de contrato que tienen los cuidadores, dicen que una baja de un día no se puede cubrir. Yo entiendo que estos trabajadores tienen sus derechos, pero el problema es que no se los sustituya cuando sucede un día y otro. El viernes pasado, por ejemplo, faltó un cuidador y ahora me anuncian que será lo mismo estos últimos días».

Éste, indica María Luis García, no es un problema exclusivo de su hija: «Está pasando con otros niños con necesidades especiales y la única razón es económica, aunque desde la Xunta se utilice siempre la expresión de problema global».

Vulneración de derechos

Para un niño con dificultades motoras, déficit de atención e hiperactividad, explica la madre, el cambio de aula y, más aún, de centro, supone una desorientación muy negativa. «Cada vez que la cambian —explica—, sale del ambiente de su grupo y va a un aula específica, donde solo hay otros niños con necesidades especiales. Es difícil explicarle que ese día no va a su cole porque, de repente, todo es diferente y sus problemas se complican».

«Yo entiendo las razones de todos —afirma la madre—, pero quien se perjudica es mi hija y los niños como mi hija. Se supone que la educación es igual para todos y a los niños normales no los mandan para casa si falta un profesor, ponen un sustituto. Con estas medidas se está vulnerando el derecho de estos niños a una educación integrada y continua».