Un banco acusa a un exempleado de sustraer 875.000 euros de clientes en Allariz

p. seoane OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Todos los afectados recuperaron su dinero al descubrirse el caso en el 2005

28 nov 2014 . Actualizado a las 05:20 h.

Niega Manuel Rodríguez haber aprovechado su condición de subdirector de la oficina del Banco Santander en Allariz para apropiarse, bien directamente o por medio de familiares directos, de una cantidad total de 875.000 euros procedentes de cuentas de clientes. El banco, sin embargo, reclama ese dinero, que en su momento abonó a los titulares de las cuentas que sufrieron el agujero en las cuentas. El caso es del año 2005 y algunas movimientos presuntamente fraudulentos son anteriores, pero el juicio no se celebró hasta ayer. El acusado se enfrenta no solo a la reclamación del propio banco, sino también a peticiones de multa y de cárcel, que la fiscalía concreta en cinco años de prisión.

Dice el banco en su escrito de acusación que el acusación «simuló y efectuó anotaciones y movimientos en las cuentas y fondos de clientes de forma irregular, sin autorización de los titulares ni de la entidad bancaria, con el objeto de apropiarse de diferentes cantidades de dinero, en su propio beneficio». Lo haría directamente o efectuando anotaciones en cuentas de su esposa, de su suegra, de su padre, o de sus hijos. En total, según la fiscal, 347.000 euros, que el banco eleva a 875.000 euros, al contabilizar más operaciones.

El acusado acepta únicamente haber echado mano de 42.000 euros, en un momento en el que tenía problemas, pero con la intención de restituirlo tan pronto como le fuera posible. Detectada la anomalía en una auditoría rutinaria, lo reconoció y firmó un reconocimiento de deuda por esa cantidad, con el compromiso de que la entidad le respetaría el puesto de trabajo. No fue así y fue despedido tan pronto firmó.

Todos los clientes cobraron

Renunció la acusación particular, ejercida por el Banco Santander, a la mayoría de los testigos. Las declaraciones, sin embargo, coincidieron en lo sustancial. Los clientes afectados por las supuestas maniobras tenían total confianza en el acusado, por lo que no se preocupaban de estar pendientes de sus cuentas. Pese a las irregularidades y pese a que alguna de las libretas empleadas como soporte no estaban correctamente mecanizadas, los clientes afectados cobraron en todos los casos principal e intereses, por lo que ninguno está personado en la causa como perjudicado.

El retraso con el que se ha celebrado esta vista ha impedido la declaración de la totalidad de testigos y afectados. Significativa resultó, en este sentido, el testimonio de una de esas personas, fallecida, por lo que la secretaria leyó lo declarado en su día durante la fase de instrucción. Reúne buena parte de los ingredientes que son comunes en este tipo de actuaciones. La mujer no sabía leer ni escribir. Firmaba con la huella dactilar. No se preocupaba de acudir a la oficina. Solo cuando un sobrino necesitó dinero, se lo quiso prestar y acudió a la sucursal, se percató del alcance real de su situación financiera. Le faltaba mucho dinero. Fue para ella «un disgusto enorme», tan gran que «no sabe como no se volvió local».

Traslados en coche

Se sintió engañada, según recogía la declaración de forma insistente, por la confianza que le inspiraba el acusado. Era tan cordial y fluida aquella relación que el subdirector de la oficina, en las pocas veces que acudía a la villa para retirar dinero en efectivo, siempre pequeñas cantidades, la llevaba después hasta su casa en la localidad de Vilaboa en su vehículo particular.

La vista del caso se reanudará hoy con la declaración de los peritos y la presentación de las conclusiones de las partes. La defensa solicita su libre absolución, al negar la existencia de delito alguno, pues niega los movimientos bancarios. La fiscalía pide cinco años de prisión, que el banco afectado eleva hasta seis.