Empleados y vecinos se enfrentan por el corte del vial de San Vicente

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO

OURENSE

Santi M. Amil

Una veintena de patrullas de la Guardia Civil vigilan el pueblo de Vilamartín

26 nov 2014 . Actualizado a las 04:55 h.

Todos quieren que las administraciones arreglen la carretera de acceso a San Vicente, en Vilamartín de Valdeorras. Y todos quieren que se haga pronto. Y todos quieren mantener sus puestos de trabajo. Y hasta ahí llega la sintonía entre los empleados de las tres canteras que hay en el pueblo, que ayer vivieron una jornada de duros enfrentamientos verbales en medio de un amplio dispositivo policial. Más amplio, mucho más, de la ya habitual presencia de Guardia Civil en un pequeño pueblo que, hasta no hace muchas semanas, era todo lo tranquilo (y más) que se puede esperar de una aldea en la montaña donde apenas viven cuarenta vecinos. Pero hace semanas que ya no. Y ayer la situación dio un paso más con una lucha (dialéctica) que subió de tono en determinados momentos y que se fue apaciguando a medida que se iba yendo la luz del día. Qué pasará hoy, o mañana, o pasado... es un misterio. Pero la situación se mantiene, así que la calma lograda anoche, se adivina tensa.

Desde primera hora los trabajadores de Cavima —63 personas que se van al paro, al menos temporalmente, tras la firma anoche de un expediente de regulación de empleo— cortaron la carretera al tráfico de camiones. Defienden que si el estado de la carretera es un peligro para que ellos trabajen debajo —llevan una semana con la cantera cerrada, tras acatar la empresa dos órdenes de paralización—, también lo es para que los empleados de las otras dos canteras con presencia en la zona pasen a diario por allí cargados de pizarra. Además, defienden que tirar escombro de pizarra en el vial para tapar las grietas no hace más que acentuar el problema, ya que suma tonealdas de peso que repercuten en el hundimiento de la carretera. Así que ellos decidieron impedir el paso, a lo que los trabajadores de las otras dos canteras (Pizarras Gallegas y Salgueiro) respondieron convocando su propia concentración. Querían que también se les viese como afectados, y a ellos se unieron los vecinos, los que llevan veinte años soportando los problemas de una carretera que ya no da más de sí. Bastante ha aguantado. Si aguantará más, no se sabe, aunque una de las vecinas del pueblo (donde hay pocos jóvenes y sí muchos jubilados) decía que «a carretera leva 90 anos aí, e antes non daba problemas; pero claro, comédeslle os pés e por eso afunde», gritaba la mujer. La avanzada edad no le impedía protestar enérgica frente a los trabajadores de Cavima, a cuya jefa (aunque esta no se dejó ver) dedicaron todo tipo de insultos. Del otro lado, el lílder de UGT, José Paradelo (que acudía en apoyo a los trabajadores de Pizarras Gallegas y Salgueiro) también fue objeto de numerosas críticas de los empleados de Cavima. Escuchó todo tipo de insultos, en una situación que se fue calentando hasta el punto de que los agentes de la Guardia Civil identificaron a dos personas. Una situación que no apaciguó demasiado los ánimos. «Aquí está pasando rachón continuamente por unha estrada que ten un sinal de prohibido o paso e non pasa nada; isto xa parece algo raro de máis», decían desde Cavima.

Los trabajadores de la pizarrera cerrada seguirán impidiendo el paso por la OU-807. Los de Pizaras Galelgas y Salgueiro usarán estos días un vial alternativo para seguir pasando.