Autora de dos delitos contra la seguridad del tráfico, en un caso por conducir bajo los efectos del alcohol y en el otro por hacerlo pese a tener retirado el permiso, el castigo para María Otilia M.B. ha quedado en dos multas, aparte de la privación del permiso de circulación por otros dos años y medio. Cuando la policía local la interceptó y se sometió a la prueba de alcoholemia multiplicó con creces el máximo permitido, que es de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Las dos veces que sopló elevó la cifra. Llegó a 1,56 la primera vez y hasta 1,57 tan solo media hora después.
Circulaba la conductora por la carretera OU-540, de Ourense a Portugal sobre las once de la noche del 10 de diciembre del 2012. Lo hacía al volante de su coche, OU-4359-V, pese a que había sido privada del permiso de conducir por sentencia judicial firme, cuya ejecutoria fijaba como fecha de cumplimiento del 8 de enero del 2012 al mismo día del año siguiente. Primer delito.
Positivo de 1,56 mg/litro
Al ser interceptada por una patrulla policial, los agentes la invitaron a que se sometiera a una prueba de alcoholemia. «Con anterioridad había ingerido bebidas alcohólicas que disminuían apreciablemente su capacidad de reacción y concentración», según el escrito del fiscal. Sopló y dio positivo. Con 1,56 rebasó y multiplicó por seis la máxima autorizada por la normativa.
Los agentes ofrecieron a la conductora la posibilidad de someterse a una prueba de extracción de sangre, a lo que renunció.
La aceptación de condena ha permitido a la acusada ver rebajada la petición inicial del fiscal. Proponía dos multas, una de diez euros a razón de seis euros al día y la otra de doce meses con la misma cuota de seis euros. Le quedó en diez y doce meses, con un desembolso de cuatro euros diarios por cada una de ellas.