La doble velocidad de las obras del AVE en Ourense

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Las pensiones repletas en A Gudiña contrastan con la falta de actividad en otros concellos de la provincia

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:30 h.

Recorrer las localidades por las que el paso del AVE dejará su huella en Ourense es un ejercicio social. Al margen de lo que se observa con solo mirar a los montes y prados, está la huella que deja en cada una de las localidad. En sus comercios, bares... En su economía local. Varios concellos ourensanos se han visto beneficiados por la presencia de los trabajadores desde que se iniciaron las obras. Algunos viven ahora su mayor auge, mientras otros flaquean a la espera de que los presupuestos del Estado, que prevén inversiones en el AVE, permitan reiniciar los trabajos o acelerar los que ya están en marcha.

Entre las que vivieron tiempos mejores se encuentran localidades como Vilar de Barrio o Baños de Molgas. Una calma tensa se respira ahora al pasear por sus calles. Los trabajos en los trazados continúan pero a mucho menor ritmo que hace un año. Y eso se nota. Hace doce meses en Baños de Molgas trabajaban al 100 % dos restaurantes; además del que se encuentra en la estación de ferrocarril. Uno de ellos ha cerrado y el otro ha sido traspasado y se encuentra en reformas con la idea de abrir en el plazo de un mes. Quizás pensando en el nuevo empuje que vendrá mas adelante. También ha caído el número de casas alquiladas. Todavía se ven camiones recorriendo sus carreteras y algunos operarios en las obras, pero pocos. Tan relajado es el trabajo que es habitual ver a gente de la localidad paseando con tranquilidad sobre las pistas en las que se colocarán los raíles de la alta velocidad. Como si de la ruta del colesterol se tratase.

El alcalde de Baños de Molgas, Eladio Mangana, es muy crítico con los beneficios que las obras dejan en la localidad. Lo dice con conocimiento de causa. «Pode que algúns beneficiáranse. Os restaurantes, comercios... pero para o Concello é unha ruína», dice. Argumenta su postura destacando el estado en el que han quedado las carreteras por el paso de los camiones. Unos destrozos que aunque deben arreglar las empresas, parece que continuarán durante muchos años, mientras las obras no finalicen: «Son 22 quilómetros de AVE no Concello. Todo é un conto de fadas». Además recuerda que las empresas que trabajan en el concello no ha contratado a ningún vecino del municipio, «cuando uno de nuestros mayores problemas es el paro».

A pocos kilómetros, en Vilar de Barrio, la situación es similar. El bar autoservicio self service Couso, que ofrecía menús de bufé a los trabajadores hace un año, ha cambiado de propietarios y ya no ofrecen comidas. Dos hombres en la barra y la camarera hablan distendidamente y relatan que han cambiado mucho las cosas. «Nada, nada. No queda ya casi nada», dice uno de los clientes. A pocos metros está el restaurante Vía da Prata. Ya existía antes del bum y ahora se mantiene, ya que los pocos operarios que quedan en la zona acuden a sus instalaciones para comer. Su propietaria, Rosa Cid Araújo, señala que se ha notado el descenso en el número de personas, pero que ellos siguen llenado el restaurante y viviendo de la actividad de la alta velocidad: «Nos ayuda a pagar las facturas y nos vamos manteniendo», La camarera, que se encuentra a su lado, asiente pero recuerda los tiempos en que no se daba abasto y la comida había que servirla por turnos en el comedor. Las estación de ferrocarril de Vilar de Barrio, al igual que en Baños de Molgas, alberga un restaurante. Un establecimiento que ha notado con virulencia el cambio de ritmo de las obras. Su experiencia le permite cifrar ese bajón en un 70 %. «Si antes servíamos al día unas cien comidas ahora vamos sobreviviendo con treinta», explica el encargado.

A la espera de inversiones

El comedor ocupa buena parte de este local y aunque todas las mesas están preparadas, a la una y media de la tarde hay solo un comensal. «Hablan mucho de los presupuestos del Estado y dicen que buena parte de ellos vendrán en Ourense a las obras del AVE, pero no hay dinero y mientras no lo haya no continúan las obras», comentan. Sin embargo, piensa resistir hasta que vengan tiempos mejores: «Ahora mismo tampoco te puedes permitir dejar esto, porque, ¿a dónde vas?». El alcalde de Vilar de Barrio, Julio Pérez Carballo, al contrario que el de Baños Molgas, valora de forma muy positiva las consecuencias que para la localidad trajeron las obras del AVE: «A presenza dos traballadores deu moita vida á localidade e pódese dicir que a segue a dar a día de hoxe. En tempos de crise, como este, todo o que poda aportar algo é moi positivo Nótase na vivenda, nos restaurantes, na compra de lotería, nos supermercados...».

De camino a la meseta, la actividad cambia y ahora son, entre otros, los municipios de Laza y A Gudiña los que ven como la actividad se ha multiplicado. No en vano, el próximo lunes la Ministra de Infraestructuras, Ana Pastor, visitará estos concellos. En concreto recorrerá el trayecto entre los municipios de Vilariño de Conso, A Gudiña y A Vilavella, en el tramo Lubián-Ourense. Allí dará cuenta de la marcha de los trabajos que, al contrario que en Vilar de Barrio o Baños de Molgas, ha aumentado en los últimos meses.

Desde el punto de vista de repercusión económica para la sociedad, el Concello de Verín ha sabido atraer a buena parte de los trabajadores que trabajan en las obras ferroviarias de la zona. Empleados que comparte piso e incluso familias enteras que se asentaron hace años en esta localidad mientras van participando en los trabajos para los que hay demanda al tratarse de la villa más grande de la zona y ser, en su mayoría, personal joven. Aunque hay españoles, de otras comunidades, son muchos los extranjeros -portugueses, búlgaros, polacos o ucranianos- los que han elegido la villa del Támega como residencia. Eso se nota en la calle, en las cafeterías, en las inmobiliarias, en los supermercados y en los comercios.

«Qué haremos cuando se vayan»

El presidente de los empresarios verineses, José Ángel Rodicio Portela, explica que desde el principio de las obras Verín ha sido el centro de la vida de los trabajadores del AVE. Incluso bromea y asegura: «Mucha gente dice ?qué haremos cuando se vayan?». El mercado del alquiler fue uno de los más beneficiados. Sin embargo, algo ha cambiado en los últimos meses. Asegura que también en el AVE los sueldos no son los que eran. Y aunque está claro que cualquier ayuda en tiempos de crisis es positiva, los trabajadores -la mayoría de subcontratas- se gastan menos dinero.

El alcalde de A Gudiña, Guillermo Lago, habla de buenos tiempos. «Casi, casi, no se nota la crisis» dice entre risas. Y es que en el municipio es imposible encontrar una habitación libre de lunes a viernes y casi todas las viviendas en alquiler ya están ocupadas. «No fue tanto como cuando se construyó la autovía pero se ve mucho movimiento. Oyes hablar a la gente y está muy contenta», subraya. La velocidad del AVE en Ourense va por tramos. Los vecinos de los concellos que ven pasar las vías por sus tierras -lugares por los que no parará- intentan hacerse ahora con los beneficios. Pero en la actualidad la conclusión es clara: el AVE marcha por Ourense a dos velocidades.