Pasión por el naipe, del mus al tute

P. SEOANE OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Miguel Villar

El padre hace pareja con su hijo e hija en dos de las ligas locales de cartas

23 sep 2014 . Actualizado a las 13:48 h.

Luis, el padre, es de los que hasta hace quince años confesaba su predilección por el subastado y tampoco reniega del pasado. Siempre dispuesto a un tute, a una escoba, o a un cabrón, pero «donde esté un buen subastado...», decía él, plenamente convencido. Hasta que llegaron sus hijos Luis Antonio y Pablo, que supieron de Heraclio Fournier antes que la mayoría de sus compañeros de colegio. Luis Chato Álvarez (Ourense, 1948) conserva en la memoria la imagen de su abuelo y su padre aprovechando cualquier rato tonto en la pastelería y panadería familiar de O Couto para echar mano del naipe. No perdonaban la partida.

Dentro y fuera de casa, ya fuera en el bar o en la playa, la baraja de cartas era como la cartera, el móvil o la tarjeta de crédito. Un básico en la vida, diríamos. Hasta que llegó la fiebre del mus. O, mejor dicho, hasta que explotó y adquirió mayor visibilidad la afición por este juego de cartas con la organización de campeonatos y una liga de mus que con medio millar de participantes es motivo de asombro en lugares donde existe una mayor tradición.

Les gusta jugar a las cartas. Y aunque las aficiones se transmiten de forma natural de padres a hijos, en lo que toca al mus ha sido al revés. Fue el hijo más joven de Luis, Pablo Álvarez (Ourense, 1979), quien acabó enredándolo a él, que era un convencido del subastado. Ahora son pareja en la liga de mus, entre grandes, chicas, pares, amarracos, señas y mentiras, muchas mentiras. «Saber mentir é necesario, diría que fundamental, neste xogo. De todas maneiras, se non ligan as cartas, nada hai que facer». Y no se diga más, porque funciona así.

Lo dice el padre y lo corrobora el hijo. «Sin cartas, con filigranas y engaños, digamos que con habilidad y mentiras, puedes ganar una vez. Pero sin cartas poco o nada hay que hacer», reflexiona Pablo, que fue quien propagó en casa las excelencias del mus.

El desembarco de Luis en la hostelería fue determinante. Atrás quedaban años de pastelería y panadería cuando montó el Ham de Ramón Cabanillas en 1989. Tres años después se trasladó a la calle San Miguel. «Sempre se xogou en Ourense ás cartas, e tamén ao mus», dice, sin querer atribuirse más mérito del que realmente tiene, pero aquel Ham se recordará como una de las cunas de lo que ahora es la liga de mus. Ayudó a popularizarlo. Cuando organizó el primer campeonato, apenas sabía jugar. A base de fijarse y preguntar, cuando ya estaban terminadas las partidas, aprendió. Hasta que un año, después de una cena de equipos, sin haber participado antes, se atrevió a repartir cartas. El resto llegó casi sin querer. Hoy en «La Ronda», su bar de la rúa Ensino en O Couto, padre e hijo comparten equipo. Y no es fácil ganarles, dicen por ahí...

El hijo mayor, Luis Antonio, también juega al mus, pero está fuera de Ourense. Es el más joven quien hace pareja con el padre, que con la baraja en la mano muestra una capacidad de adaptación y vocación competitiva que lo lleva a participar en el campeonato de tute con su hija Merche (Ourense, 1975). «No me llama el mus, qué le voy a hacer. Soy más de jugar las cartas, moverlas, contarlas, llevar el control...», dice ella, quien, de todos modos, se sincera y deja claro que «el juego que realmente me gusta es el cabrón», que acaba siendo el que más margen de maniobra deja a la hora de ponerse ante un tapete, o jugar de pie, arte en el que exhibían destreza los taxistas de la capital.

¿Que están los tres? Pues extienden el tapete y se ponen a la faena. ¿Que se quiere incorporar alguien más? Pues nada, se le hace sitio y no se hable más. Asentadas como están las competiciones por parejas, queda por ver si también acabará abriéndose espacio este juego, donde no se comparten mieles ni fracasos.

luis álvarez cabo, pablo y merche Álvarez gómez

«Sin cartas, con filigranas y engaños ganas una vez en el mus, pero sin cartas no hay nada que hacer»

Pablo Álvarez

«Soy más de tute, de jugar las cartas y llevar el control. De todos modos, el juego que realmente me gusta es el cabrón»

Merche Álvarez