En la reciente visita de una comisión de alcaldes al Ministerio de Fomento en Madrid, trataron de explicar a altos cargos la importancia de retomar este tramo. Los responsables ministeriales no entendían por qué se había comenzado por un tramo intermedio de la autovía y no por el principio o el final en las capitales de provincia. Los portavoces de la plataforma explicaron al secretario general de Fomento que si se continúa la obra se evitaría duplicar la inversión pública en la parte lucense del Eixo do Ribeiro, un proyecto de la Xunta que discurre paralelo al trazado de la autovía y que tendría un coste superior a los cinco millones de euros.
Argumentaron que este tramo se encuentra en un punto estratégico y permitiría conectar la carretera Ourense-Lugo (N-540), la N-525 entre Ourense y Santiago y con las autovías A-52 y AG-53, a través del Eixo do Ribeiro por Cea. Consideran que sería un vial muy útil para el transporte por carretera entre el norte de España y Portugal y ayudaría a vertebrar las provincias interiores de Galicia, las más afectadas por la despoblación. Daría además seguridad al tráfico pesado, que ahora circula en precario por la carretera local LU-901.
Tras estas gestiones, esperan que Fomento incluya este año más que una partida simbólica -que además no se llegó a ejecutar -en los presupuestos para que realmente se puedan retomar las obras y dar rentabilidad a los millones de dinero público ya gastados.