Ángel Dorrío: «Creíamos que podíamos cambiar el mundo, y aún lo creemos»

Fina Ulloa
FINA ULLOA OURENSE / LA VOZ

FIRMAS

Santi M. Amil

Coordina el voluntariado y la gestión de proyectos en Amigos da Terra

01 sep 2014 . Actualizado a las 15:40 h.

Su nombre está ligado a la lucha medioambiental y al ecologismo ourensano. Nacido en Heidelberg (Alemania), como él dice, porque no le quedaba otra ?allí estaban emigrados sus padres? se siente ourensano de pura cepa. De hecho no había cumplido dos años cuando se instaló de nuevo en la ciudad de As Burgas. El barrio de As Lagoas ha sido siempre su casa, así que no es de extrañar que en aquellos albores de la década de los 70, cuando esa zona era todavía más rural que urbana, la ruta hacia el cauce del Lonia fuese el recorrido obligado para encontrarse con amigos y vivir todo tipo de aventuras. «Si era verano íbamos a bañarnos, si hacía frío íbamos a jugar, a pasear...; estábamos allí todo el año», recuerda Ángel Dorrío, que añora la limpieza de aquellas aguas, su caudal y la vida que albergaban. Quizá ese contacto permanente con el río marcó su inclinación hacia la naturaleza. Dice que siempre le gustó todo lo relacionado con ella. Solo el ajedrez, disciplina en la que llegó a ganar algún campeonato provincial, puede igualar esa pasión.

Antes de recalar en Amigos da Terra ?empezó el mismo año de su fundación (1998) colaborando como técnico de Medio Ambiente y en la actualidad es responsable de coordinación de voluntariado y del Servicio de Voluntariado Europeo de la entidad, además de el área de gestión de proyectos ? ya había pertenecido a O Brote, otra entidad ecologista gestada en la Casa da Xuventude.

De aquellos primeros pasos en la lucha ecologista recuerda «la intensidad con la que planteábamos las cosas; estábamos firmemente convencidos, creíamos que podíamos cambiar el mundo, y aún lo creemos porque sino no seguiríamos. Pero con el paso de los años vas variando las formas», reconoce.

La trayectoria está llena de golpes contra muros, sobre todo cuando la Administración, cualquiera de ellas, está por medio «Te matas a presentar alegaciones pero las rechazan yo creo que por sistema», señala recordando las amenazas que se ciñen sobre el territorio ourensano en proyectos de infraestructuras. «Van a cruzar la Ribeira Sacra y la Serra da Enciña da Lastra con una autovía y el AVE va a pasar pegado al Castro de Santomé. Podría hacerse bien, por donde menos perjudicase, pero al medio no se le da valor y solo las cuestiones económicas justifican las decisiones». En esa aseveración mete tanto lo que se destroza por ahorrar como lo que se gasta sin mucho sentido «como ese jardín botánico creado en un espacio que ya era de la naturaleza, en Montealegre, en el que se invirtieron más de tres millones».

Para este veterano ecologista la educación ambiental desde la infancia es una buena herramienta «pero hay que lograr que cale de verdad para que cuando sean adultos esa defensa y respeto les surja de dentro; en el día a día. Llevamos años trabajando en las escuelas pero todavía no se nota, aunque hay avances. Hay que ser optimistas porque cambiar hábitos en toda una sociedad es lento; lleva generaciones», opina.