Rompiendo tópicos en Polonia

E. FILGUEIRA, R. N. OURENSE / LA VOZ

FIRMAS

CEDIDA

Una oportunidad laboral acabó prolongando una estancia de estudios

17 jul 2014 . Actualizado a las 14:41 h.

De ideas preconcebidas está lleno el mundo. Que el carácter de la gente del norte de Europa es más seco que el de la gente del sur es una de ellas. El ourensano Adán Gómez, que lleva dos años viviendo en Polonia, cree que sus habitantes «son tímidos al principio pero una vez que los conoces son majos y bastante hospitalarios».

Otro de esos clichés es que los del sur del continente son poco trabajadores. Lo ha comprobado este joven, de 23 años: «Nos tienen por vagos, la verdad, pero poco a poco vamos quitándonos esa fama de encima». Como muchos otros, también cree que la jornada laboral en España debería asemejarse a la de otros países europeos, como Polonia. «Yo trabajo de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, con media hora para comer, y eso deberíamos implantarlo», señala Adán. Y es que el horario en general es muy distinto, el del trabajo pero también el de las rutinas: «A las once o a las doce, como muy tarde, ya estoy durmiendo».

Lo que considera admirable de Polonia es la educación. La universidad es totalmente gratuita y la gente está muy bien preparada. «Sólo pagas si suspendes una asignatura y, además del polaco, la mayoría saben hablar otros dos idiomas: el inglés y, en muchas ocasiones, el alemán o el español», afirma cuando se le pregunta qué es lo que más le gusta de su país de adopción. También se queda con la cerveza y la ausencia de enchufismo en comparación con España.

Muy a su pesar no viaja a casa tanto como le gustaría, dos o tres veces al año, pero siempre que puede se lleva comida en la maleta. «Empanada y jamón me suelo traer», confiesa. Y es que es de sobra conocido que la mayoría de la gente que emigra echa de menos la gastronomía y el clima, además de la familia y los amigos.

Precisamente a lo que más le costó adaptarse fue a las temperaturas del país, sobre todo en invierno, y al idioma. «He aprendido polaco, sí, pero a nivel de entenderme con mi suegra», comenta entre risas. Además, según cuenta, Polonia está ahora mismo llena de españoles. «Los hijos de la crisis» los llama. Gente preparada, con un buen nivel de inglés que ya quisieran muchos políticos, pero que en España no encuentran trabajo.

Admiración por España

Adán Gómez reconoce que le sorprendió el hecho de que los polacos tengan tanta admiración por España y, más concretamente, que haya muchos que estudien su lengua.

Recién llegado estuvo durante un tiempo en una residencia de estudiantes pero ahora vive en un piso compartido con más españoles. Es una de las consecuencias de los sueldos en Polonia ya que, según asegura, al no ser muy elevados tiene que administrarse.

Cursó estudios de ingeniería -los que le llevaron precisamente a cambiar de país temporalmente- pero ahora trabaja como analista financiero recogiendo datos de empresas españolas y latinoamericanas para la compañía Thompson Reuters. Tiene la esperanza de que la experiencia acumulada durante estos dos años le sirva para encontrar empleo en su país. De cualquier modo, ha sabido sacarle partido a la experiencia y ha aprovechado la situación geográfica para viajar cuanto ha podido. «Países Bálticos, Londres, Finlandia, la propia Polonia y espero poder irme a Berlín en agosto».

adán gómez fernández analista financiero