Corrupción, tráfico y violencia familiar

FIRMAS

20 abr 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Frente a la «puesta en valor», ese concepto tan manido de unos años a esta parte, que igual se ha aplicado a ensoñaciones de lo más pintoresco como a apuestas más o menos sólidas, desde la reivindicación de los cascos históricos hasta la recuperación de viñedos en lugares olvidados durante los tiempos de la comodidad, también se puede echar mano del «disvalor». Que es justo lo contrario. En un encuentro con profesionales vinculados a la administración de justicia era inevitable que en algún momento se entrometiera la política, la mala, esa que aparece asociada a la corrupción y a supuestas irregularidades que son objeto de investigación judicial.

La política no se judicializa, lo que se judicializa es el delito, enfatiza Fernando Alañón, quien, puestos a buscar una explicación a la más que evidente multiplicación de los asuntos en los que aparecen políticos -demasiados casos en Ourense- apunta a que ahora tal vez hay comportamientos que antes se toleraban y ahora ya no. ¿Están judicializadas las relaciones familiares por haber aumentado los casos de violencia en el ámbito doméstico? No. ¿Y el tráfico? Tampoco. Lo que ocurre, en palabras del abogado Jorge Temes, es que la sociedad ha puesto en disvalor la corrupción, los muertos en carretera y la violencia familiar. ¿Los políticos son peores ahora? ¿Ha subido el nivel de golferío entre la clase política? Tampoco tiene que ser así. Difícil de creer, además, si se piensa en la impunidad de épocas no tan lejanas. ¿Donde han aflorado más dudas sobre la honradez de los políticos? En los ayuntamientos. Solo es un reflejo de la sociedad.