Misa crismal

José Pérez Domínguez

FIRMAS

16 abr 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

La misa crismal recibe su nombre del Santo Crisma y la preside siempre el obispo. Con él concelebran los sacerdotes de la diócesis, que, alrededor de 120 cada año, se unen con su obispo en un día eminentemente sacerdotal. Es un día en el que la Iglesia irradia con todo esplendor su riqueza espiritual. La renovación de las promesas sacerdotales junto con la bendición del óleo de los enfermos, de los catecúmenos y del crisma constituye el meollo de la celebración. La misa crismal es la epifanía de la Iglesia, cuerpo de Cristo, orgánicamente estructurado, que en diversos ministerios y carismas expresa, por la gracia del Espíritu, los dones nupciales de Cristo con su esposa, que peregrina en el mundo. En esta celebración queda evidente el clima de una verdadera fiesta del sacerdocio ministerial que, en unión con todo el pueblo sacerdotal, orienta su centro de atención hacia Cristo, cuyo nombre significa «consagrado por medio de la unción». Del sentido cristológico de la unción crismal, deriva el principio constitutivo de la consagración de los fieles y consiguientemente el nombre de Cristianos. La unción del Espíritu Santo, recibida por Jesús en la encarnación y en la teofanía del Jordán, es participada por todos los miembros de la Iglesia por medio del Bautismo y de la Confirmación. La celebración de la misa crismal, como todos los años, será a las ocho de la tarde en la catedral.