El párkinson es ya la segunda enfermedad neurodegenerativa

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

En Ourense se estima que los casos son superiores a la media gallega

12 abr 2014 . Actualizado a las 07:30 h.

El párkinson es ya la segunda patología neurodegenerativa en Ourense, la que más afecta a la población después del alzhéimer. Así lo corroboran las consultas del servicio de neurología del CHUO, donde estos pacientes suponen cerca del 10 % de las consultas que atienden los especialistas. Precisamente ayer se conmemoraba el día mundial de la enfermedad.

Al igual que ocurre con el alzhéimer, a esas consultas acuden cada vez pacientes más jóvenes. En toda Galicia se estima que hay unos 10.000 casos de personas afectadas y que la prevalencia está en torno a 600 por cada 100.000 habitantes. En la provincia de Ourense se estima que la cifra es superior. «Tenemos una prevalencia muy alta porque hay que tener en cuenta que nosotros, los ourensanos, somos la población más envejecida de toda Galicia», advierte la doctora Rosa Yáñez, del servicio de Neurología de CHUO.

Más allá del temblor

El párkinson es, además de degenerativa, una enfermedad crónica e invalidante. Sin embargo, la realidad de esta patología va mucho más allá de la imagen más conocida de alguien con temblor en las manos y rigidez en las extremidades: «Es una enfermedad que tiene otros síntomas que son también altamente invalidantes, incluso más que el propio temblor». Esos síntomas no motores son cada vez más conocidos por los especialistas. «Hoy sabemos que el párkinson es multisistémico», apunta la neuróloga. Van desde la depresión hasta el estreñimiento, pasando por determinadas alteraciones del olfato o del sueño. Sin embargo esos síntomas pasan en muchas ocasiones desapercibidos o no se asocian al párkinson, lo que hace que un alto porcentaje de estos enfermos tarden años en ser diagnosticados.

Pero frente a esta realidad que todavía condiciona la vida de muchos de estos pacientes, está otra parte más positiva: la posibilidad de mantener una vida funcionalmente activa durante décadas de evolución de la enfermedad, con los tratamientos adecuados.

Los cambios

«Antes esto era impensable y no podían llegar a convivir veinte o treinta años con la enfermedad con un buen nivel funcional. Hoy asistimos a un tipo de paciente con la enfermedad muy avanzada que no tiene nada que ver con el que podíamos atender hace veinte años», explica.

Para los especialistas es importante tanto la concienciación social sobre las singularidades del párkinson, como que el enfermo no se resigne a pensar que tiene que estar mal y tiene que aguantar.