El traje del agente Ramírez

La Voz

OURENSE

MIGUEL VILLAR

La crítica política, social y económica estuvo muy presente durante la celebración de la Voda da Pita de As Eiroás

04 mar 2014 . Actualizado a las 23:14 h.

En el momento exacto del inicio de la Voda da Pita empezó a llover en As Eiroás. Agua fina, insistente, que no pudo con el sentido del humor de los presentes y menos de los organizadores. Siguiendo el guion tradicional, un año más la celebración contó con sorpresas. La primera al inicio del acto, cuando entre la multitud apareció la infanta Cristina. Sonó entonces María Cristina me quiere gobernar y los asistentes aplaudieron la presencia real. Con gafas de sol y saludando, bajo la atenta mirada de su guardaespaldas, quiso aconsejar a Gumersinda de Benavides antes de su boda con Antonio Guimarey. «Como infanta vuestra que soy.....», inició y prosiguió: «Yo llevo los pantalones en casa, porque soy la que mejor limpio. Lo blanqueo todo, todo. Mejor que nadie», subrayó. Se despidió y prosiguió el acto. Un cura y una monja presidieron los oficios que este año contaron con un personaje de excepción, en el propio altar. Thamsanqa Jantjie, el intérprete de lengua de signos del funeral de Mandela, acudió a la cita para facilitar la compresión de la ceremonia a los sordos presentes.

Tras la negativa de los novios a invitar a los vecinos de A Eiroás a un convite, se inició la trifulca. Que acabó, como todos los años, con la presencia del agente Ramírez, el guardia civil, tras ser requerido por el cura a través de WhatsApp. Porque la curia no está reñida con las nuevas tecnologías. A caballo y luciendo una bandera, con águila incluida, se presentó la autoridad competente. «Trouxe o traxe. O bigote non é de pegote. E tamén, no bolsillo, a libreta das multas», dijo.

Cuando parecía que todo discurría con normalidad y el agente ponía orden en la boda, aunque los novios no daban su brazo a torcer, apareció otro agente del cuerpo, que invitó a Ramírez a quitase el traje oficial, como manda el reglamento. Todo, menos el gorro. «Comisión, ¿no tenemos permiso?» , preguntó. Y en bañador y con medias de colores prosiguió estableciendo el orden en Eiroás, hasta que la llegada de las pitas, rodeándole, le dejaron postrado, permitiendo que Gumersinda ?denominada A Pita? y Antonio, ambos viudos, bajaran del altar sin ser instigados por los vecinos, ya como recién casados.