Causan desperfectos en la sede del PP en Ourense

J. MANUEL GARCÍA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Silvia Mosquera

Un grupo de indignados atacó con bengalas la oficina del partido en el centro de la ciudad

14 jul 2012 . Actualizado a las 00:27 h.

Un grupo de manifestantes indignados, algunos menores de edad, causaron desperfectos en la sede del Partido Popular en la capital ourensana. Los autores de la protesta se concentraron delante de la sede, en la calle Progreso, para lanzar insultos y otras consignas contra este partido, ante los recortes aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy. En el transcurso de la protesta se emplearon bengalas, por lo que fueron avisados los bomberos. Al llegar al lugar vieron que no había fuego y regresaron a su base. De nuevo fueron avisados una hora después porque había humo dentro del edificio. Un grupo de estos manifestantes consiguió traspasar la puerta del portal del inmueble y subió hasta el entresuelo. Introdujeron contenedores de basura en el portal, emplearon bengalas y bolsas de basura para plantar fuego en la puerta, que fue reventada, saltando los embellecedores y quedando libres dos huecos. También reventaron algunos cristales de la oficina, que da a la fachada principal, y le lanzaron numerosos huevos. Cuando la unidad de bomberos llegó por segunda vez, los responsables del partido ya habían apagado el fuego de la bengala utilizando extintores. El vicepresidente de la Diputación de Ourense y portavoz del PP en el Concello de la ciudad de As Burgas, Rosendo Fernández, se encontraba nervioso en el interior de la sede a primera hora de la noche. Explicó que fue avisado del ataque y de inmediato se puso en contacto con el subdelegado del Gobierno, Roberto Castro. Hasta la calle Progreso se desplazaron unidades de las policías nacional y local. Fue preciso cortar el tráfico en el tramo de esta avenida desde la glorieta de San Rosendo hasta la de Concepción Arenal, desviando la circulación por la calle Concejo.

Rosendo Fernández explicó que cuando llegó escuchó a la sede insultos y manifiesta que lo pusieron a caldo los indignados. Nervioso y preocupado, comentaba que la sede del PP parecía un campo de batalla, con la puerta rota y los cristales reventados. Acompañaban a Fernández otros responsables del partido y personal de la sede. A las diez de la noche el olor en la oficina era intenso a quemado.