Piden más pruebas para aclarar el doble crimen de TaboadelaDos muertes llenas de incógnitasEl sospechoso está pendiente de juicio por un caso de coacciones

Marta Vázquez Fernández
MARTA VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La Guardia Civil ha solicitado que se analicen las ropas de los fallecidos

03 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Lejos de lo que pueda parecer, la investigación por el doble crimen de Taboadela, ocurrido en abril del 2009, no está parada. A finales del mes de junio la magistrada instructora del caso, Rosa García Prado, solicitaba al instituto nacional de toxicología y al servicio de criminalística de la Guardia Civil de Madrid la realización de nuevos exámenes que ayuden a aclarar la muerte de José Martínez y María Teresa Campos, hallados muertos de varios disparos en su casa de Amendo (Taboadela).

Se trata del último intento por conseguir pruebas que incriminen al único sospechoso del crimen, José Miguel Martínez, hijo del matrimonio asesinado. Se hace después de que los investigadores de la Policía Judicial que han llevado el caso desde el principio así lo soliciten.

En opinión de los agentes existen indicios para pensar que «las partículas compatibles con residuos de disparo presentes en el cuerpo y la ropa de José Miguel Martínez, sobre todo la encontrada en el pantalón, pudiesen proceder de un disparo». Es por ello que piden un nuevo análisis, en este caso de la camisa y la camiseta del fallecido -aún no examinadas de forma exhaustiva- en las que se podrían hallar restos coincidentes con los del sospechoso. En su informe los agentes recuerdan que cuando se le tomó declaración al imputado, este «preguntó si la pólvora podía atravesar los guantes y si podía dejar muestras en la piel, es decir, que se preocupa por un dato técnico relacionado con los residuos de disparo, hecho que sería poco normal en una persona que teóricamente no tiene nada que ver con la autoría de los hechos investigados», destacan los agentes del instituto armado en su informe.

Un largo camino

A la espera de los resultados que puedan aportar esas pruebas, José Miguel Martínez permanece en libertad, aunque sigue estando imputado en el doble crimen. Los investigadores lo consideraron sospechoso desde el primer momento aunque la inexistencia de pruebas en su contra dilataron su detención hasta varios meses después. En septiembre, y tras descubrirse que había convencido a una conocida para que le diese una coartada falsa para la tarde de los asesinatos, fue detenido y posteriormente encarcelado. La Audiencia lo dejó libre a mediados del 2010 al considerar que las pruebas en su contra no eran consistentes.

Los cadáveres de José Martínez, de 65 años, y María Teresa Campos, de 63, fueron hallados muertos de varios disparos en la tarde del 25 de abril del 2009 en su residencia habitual de Amendo (Taboadela). Los cuerpos estaban cerca de un galpón y fueron encontrados unas veinticuatro horas después de las muertes. Los agentes nunca encontraron el arma homicida.

No hay certeza de que José Miguel Martínez llegue a sentarse alguna vez en un banquillo de los acusados por el crimen de sus padres, lo que sí es seguro es que el individuo, de 37 años, tendrá que responder próximamente -la fecha de la vista aún no ha sido señalada- por los cargos de coacciones y tenencia ilícita de armas que le imputa el fiscal.

El origen de este asunto tiene lugar en la denuncia presentada en abril del año 2009, apenas unas semanas antes del crimen de Taboadela, por un amigo del sospechoso residente en la localidad de Xinzo de Limia. Acudió al cuartel de la Guardia Civil para asegurar que Martínez Campos se había presentado horas antes en su casa con un arma de fuego y lo había maniatado, llegando a colocarle una bolsa de plástico en la cabeza. La víctima, según la acusación, llegó a creer que su vida estaba en peligro.

Por este controvertido caso, en el que José Miguel siempre se ha declarado inocente, el fiscal solicita una condena de seis años de cárcel.