Dando la nota

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

22 may 2019 . Actualizado a las 07:33 h.

Para qué sirvieron los paliques de los diputados independentistas y de los presos en su toma de posesión como parlamentarios? El acatamiento que realizaron de la Constitución adobado con verborreas de la independencia, la República, el 1-O y la libertad, ¿tuvo más valor que los que sencillamente juraron o prometieron? Claro que no, pero es que la estrategia de los líderes de la revolución de los señoritos viene siendo esa. Y tiene un fin. Dar la nota. Y, como ocurre siempre, la dieron.

Si alguien se sorprende por lo acontecido ayer en el Parlamento es que vive fuera de la realidad. Tampoco hay que concederle mayor importancia. Se aguardaba una acción llamativa para centrar la atención y no defraudaron quienes llevan más de un año en prisión y saben que en unas horas serán suspendidos de su condición de diputados, así como quienes dedican su jornada laboral a jalearlos.

Es como cuando vas al circo y sabes que los payasos harán algo no previsto, mientras el público se hace el sorprendido por lo que ya sabían que iba a ocurrir. Pues ayer, lo mismo. Sabíamos lo que iba a pasar, pero nos hacemos los sorprendidos.

Pero lo importante es que, por lo demás, nada ocurrió fuera de lo normal. Si apuramos un poco, hasta resultó aburrido, aunque hubo detalles que fueron llamativos pero no por discordantes. No nos imaginábamos los saludos protocolarios y cordiales del presidente Sánchez con Junqueras y Abascal y el «tenemos que hablar» del catalán. O las primeras lecciones de parlamentarismo del socialista catalán Zaragoza a los de la bancada ultra. O el besuqueo de Arrimadas y los independentistas. O las conversaciones a dos y tres bandas, entre adversarios irreconciliables, camino de las votaciones.

Todo resultó demasiado previsible. Demasiado normal. En una situación de anormalidad absoluta. Porque nunca la Carrera de San Jerónimo recibió a unos inquilinos llegados directamente desde prisión. Por eso no hay que sorprenderse. Era predecible. Y tampoco lo haremos el día que prometan por el 1-O, la independencia, la escudella i carn d´olla y la butifarra.