Tormenta en el Canal, Inglaterra aislada

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

BEN STANSALL | afp

11 dic 2018 . Actualizado a las 07:54 h.

El clásico de la flema británica, «Tormenta en el Canal de la Mancha, Europa aislada», se ha vuelto contra ellos. Tras el desastre de ayer, otro más, la nueva versión diría: «Tormenta en el Canal, Inglaterra aislada», y hecha un lío.

La que montó David Cameron con su afición interesada a los referendos. Cameron buscaba solo fuerza para una renegociación con Europa y el tsunami del brexit se lo llevó por delante. May heredó los restos y con los restos es muy difícil la gobernanza. La lectura del aplazamiento de una votación perdida hay que hacerla en clave de política doméstica. No tiene nada que ver con Europa. Es solo una huida hacia adelante de Theresa May. Quiere seguir siendo la primera ministra y la votación era para ella como subir a la horca. Todo está partido en los partidos. Los conservadores en tres bandos o bandas. La de Boris Johnson, los brexiters duros, contra May y sus paños calientes. Los del hermano de Boris que creen que el acuerdo es peor que seguir en la UE. Y los que sí votarían con May, pero con la nariz tapada. Encima su socio de gobierno, la DUP irlandesa, le da otro no a la salida de esta manera. No quieren que vuelva la frontera contra la que tanto lucharon. Los escoceses tampoco ven el acuerdo de salida. En este caso, ya empieza a parecer un capítulo de Los Roper, porque ellos sí quieren frontera, al revés que los irlandeses.

Por supuesto, la oposición de leal nada. Da igual que sea un tema de Estado. No apoyarían el seudoacuerdo de Theresa. Pero, ojo, también están divididos.

Tenemos laboristas europeístas y laboristas antieuropeístas, como su líder Jeremy Corbyn. Este lo que que quiere es la cabeza de May y elecciones cuanto antes. Como muchos diputados conservadores. Corbyn, que además de antieuropeísta es antisemita declarado y fue trotskista. Todo un personaje. Viene de la IV Internacional y lidera el laborismo del siglo XXI. En política gallega Corbyn tendría un pasado parecido al de Carlos Príncipe, que también fue trotskista y que practicó como Corbyn el entrismo para colarse en la socialdemocracia y cambiarla desde dentro. Seguro que en la City, el dinero, están encantados con él.

Lo único que le falta a Theresa May para que se le desmorone el castillo de naipes en el que resiste en Downing Street es que le surjan unos chalecos amarillos por las calles de Inglaterra como los del Arde París de Macron. Queda muy democrático convocar referendos, pero el problema es luego aplicar lo que sale de ellos, nunca mejor dicho lo de salir. Hace falta mucho sentido del humor inglés, que es uno de los más hábiles del mundo, tan parecido a la retranca galega, para salir de esta. Aplazar una votación solo es seguir caminando sobre el vacío de un apoyo que ya no tiene ni en su partido.