Echenique predica, pero paga en negro

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

25 may 2017 . Actualizado a las 09:39 h.

Hace un mes y medio, Podemos lanzó una campaña en defensa de los trabajadores domésticos en la que se denunciaba la «indiferencia» y el «desinterés» de todas las instituciones españolas ante los abusos que sufren estas personas por parte de sus contratadores. Sostenía que las precarias condiciones salariales y laborales de este colectivo privan en muchos casos a estos trabajadores del subsidio de paro o la posibilidad de jubilación anticipada. Pues bien, acaba de conocerse que la Inspección de Trabajo y Seguridad Social ve probado que el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, tuvo trabajando para él a un asistente sin hacerle un contrato y sin pagarle la Seguridad Social. Algo tipificado como infracción «muy grave», por lo que propone que se le imponga una multa de entre 10.001 y 25.000 euros. 

Ya lo había hecho en otras ocasiones desde el año 2011, pero entre el 2015 y el 2016, siendo diputado en las Cortes de Aragón y cobrando por ello 3.410 euros al mes que luego compensó con un sobresueldo de otros 324 euros que le da Podemos, Echenique pagaba a su ayudante en negro, lo que privaba a este de todos sus derechos. Por si fuera poco, cuando comenzó a ser investigado no dudó en cargar la culpa sobre el trabajador. A todo lo anterior, Echenique suma la mentira pura y dura. En julio del 2016 admitió públicamente que «no hizo las cosas bien» porque sabía que su asistente no tenía Seguridad Social. Ahora, se lo ha pensado mejor y afirma que en todo momento creyó que el trabajador pagaba su propia Seguridad Social.

El contraste entre lo que Echenique predica en la calle y lo que Echenique hace en su casa es tan brutal, tan grosero, que uno podría pensar que inmediatamente después de confirmarse la noticia presentaría su dimisión, aunque solo fuera para no dejar en evidencia a su partido. Pero no. La reacción ha sido la que dicta el manual de Podemos cada vez que uno de sus dirigentes es cogido en flagrante renuncio. Presentarse como una víctima, -en esta ocasión incluyendo una utilización aprovechada de su dependencia física, que en nada afecta a este caso-; intentar justificarse aludiendo a sus «modestos ahorros» (recuérdese, 3.734 euros al mes); calumniar a los dependientes asegurando que hay «centenares de miles de familias españolas» en su misma situación a las que no se les abre un expediente como a él; afirmar que se trata de una persecución política; denunciar que se actúa contra él por haber nacido en Argentina y hasta por ser discapacitado, y decir que lo suyo no es nada, porque lo grave es la corrupción de los demás. Lo que sea, menos admitir su culpa, abonar la multa y dimitir.

Dice Echenique que «pagaría sin ningún problema» la sanción si la considerara justa. Me temo que el «problema» lo va a tener más bien si no la paga. Pero lo que se demuestra una vez más no es solo que para Podemos existen dos justicias: la que afecta a sus dirigentes, que nunca son culpables de nada, y la que atañe al resto de mortales. Se trata de que Podemos dicta lo que es justo y lo que no. Y punto.