Oficio de difuntos en Ferraz

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CON LETRA DEL NUEVE

OPINIÓN

22 may 2017 . Actualizado a las 10:47 h.

Desde Ramos (9 de abril) a Pentecostés (4 de junio) hay ocho domingos en los que la liturgia católica prohíbe oficiar funerales para no restar solemnidad a la Pascua y su larga estela de festejos. La liturgia laica también desaconseja organizar exequias fúnebres el mismo día y a la misma hora en la que España se juega la Liga. 

El PSOE, desde la altura de sus 138 años de historia, ignoró ayer las recomendaciones de la Santa Madre Iglesia y del sacrosanto fútbol, y se dispuso a celebrar con boato, pompa y circunstancia el oficio de difuntos de sus siglas. El país, para qué engañarnos, más que a Ferraz miraba al Camp Nou y La Rosaleda, pensando que uno de los dos estadios se iba a convertir en una de esas capillas ardientes con velones derretidos y plañideras de pago.

Pasando de la doctrina católica y de la futbolera, tocaron las campanas a muerto en Ferraz, el sacristán se sentó al órgano eléctrico y los monaguillos entonaron el réquiem. El PSOE se puso en pie para asistir a su misa exequial.

El rocoso partido que ha superado dos guerras mundiales, una civil, una dictadura e incluso su paso por el Gobierno -sin duda, la prueba más áspera de todas- tendrá que ver ahora si puede sobrevivir a su propio entierro, que es para lo que ha sido elegido Pedro Sánchez por la militancia.

La primera señal de que Sánchez podía doblarle la mano a Díaz la vimos el viernes en Sevilla. Pedro eligió para su mitin el muelle de la Sal, a unos metros del puente de Triana, mientras Susana pedía el voto en el muelle de las Delicias. Estaban a solo un kilómetro y medio y 2.000 militantes de distancia (5.000 aclamaron a Díaz y 3.000 jalearon a Sánchez). Una demostración de fuerza demasiado endeble.

No sabemos cuánto tardará Sánchez en pulsar el botón de autodestrucción o si primero colgará el cartel de liquidación por cierre sobre el busto de Pablo Iglesias (Posse). Pero su victoria aboca al PSOE a la implosión, y a la política española a un escenario bipolar y sin alternancia posible, con el PP convertido en un PRI adherido eternamente a la Moncloa y con Podemos echado al monte de la izquierda asamblearia.

Que la tierra te sea leve, PSOE.