Los muertos que vos matáis

María Xosé Porteiro
María Xosé Porteiro HABITACIÓN PROPIA

OPINIÓN

22 may 2017 . Actualizado a las 10:47 h.

La salud política de Pedro Sánchez es indudable. Cuando dimitió y anunció que recorrería España agrupación por agrupación para volver a la secretaría general, parecía más una ensoñación que una posibilidad real. Su triunfo ha sido una auténtica hazaña, alejado de cualquier presencia institucional, con sus más fieles colaboradores dándole la espalda y con lágrimas en los ojos en la imagen que nos dejó su despedida en octubre pasado. El próximo secretario general vuelve a esa posición siete meses y tres semanas después, cargado de autoridad moral y política. Desde el congreso del 2014, ha pasado de ser el hombre de paja de la presidenta andaluza, destinado a ocupar este puesto hasta que ella estuviera en condiciones de competir, a ilusionar a una abrumadora mayoría de la militancia socialista.

Probablemente, su personalidad y trayectoria sean poco conocidas por la opinión pública ante quien aparecía como un joven aspirante sin trayectoria consistente y capacidad por demostrar, pero Sánchez, a sus 45 años, es un economista y profesor universitario competente, que trabajaba en Nueva York cuando conoció a Carlos Westendorp, que se lo llevó como jefe de gabinete cuando lo designaron alto representante de la ONU en Bosnia. De Sánchez ha destacado «su cercanía y sencillez, con capacidad de trabajo demostrada, resistencia y lealtad [...] hombre de acción, que preparaba entrevistas, hablaba con unos y otros en varios idiomas y se llevaba bien con la gente». Quien fue capaz de poner de acuerdo a musulmanes, católicos y ortodoxos en una región asolada por la guerra algo podrá hacer con esa experiencia para gestionar la nueva etapa que le toca protagonizar y liderar en el partido donde milita desde hace 25 años.

A día de hoy, podemos concluir que la presentación de la candidatura de Patxi López se ha vuelto en contra de la de Susana Díaz, que no supo calcular bien sus tiempos, y que por mucha presión que se ejerza desde el exterior -y esta vez ha sido fuerte- el voto de los militantes en sus primarias ha tenido que ver con sus sentimientos, sus emociones, su vinculación con una causa y la rebeldía ante unos cuadros que no los han representado adecuadamente. En cuanto a Galicia, este resultado tendrá consecuencias importantes con algunas figuras emergentes: Rocío de Frutos y Gonzalo Caballero.

Hoy empieza un nuevo tiempo en el que se hace imprescindible poner paz y resituar al PSOE en el escenario político español cambiando de ring: el debate debe de ser con los adversarios políticos, no entre los compañeros del propio partido. En consecuencia, PP y Podemos serán el objetivo común para los socialistas españoles porque así lo ha decidido la militancia del partido más veterano de España, que parece decidido a renacer de sus cenizas. A no ser que la tendencia masoquista que ha demostrado en los últimos tiempos asome la patita por debajo de la urna y todavía queden jefes dispuestos a morir matando.