Es posible que no les suene esta palabra. No se preocupen, ni siquiera la recoge el Diccionario de la Real Academia Española, a pesar de que hace más de 20 años que la acuñó Adela Cortina. Pero lo cierto es que describe una realidad que nos atañe, y mucho. Es el miedo, la repugnancia, la hostilidad e incluso el odio hacia los pobres, hacia las personas sin recursos o desamparadas. Un discurso que, desgraciadamente, está siendo utilizado por algunos políticos para conseguir votos. El triunfo de Trump, del brexit o la crisis de los refugiados son claros ejemplos de ello. Por eso es tan importante reflexionar sobre estas cosas, que constituyen el principal desafío para la democracia.
Seamos sinceros, no todos los extranjeros son tratados por igual, ya que se recibe con suma alegría la llegada de turistas, al igual que estamos encantados con que se formen colonias de ingleses y alemanes jubilados, pero molestan los refugiados e inmigrantes, salvo, claro está, que traigan la cartera bien llena (ahí está la golden visa). Otro dato que conocíamos hace poco es que 8 personas poseen una riqueza equivalente a la de 3.600 millones de personas. Esto es insostenible, y va a estallar, está estallando ya. Urge trabajar en serio las políticas sociales. Urge educar para la inclusión y la cooperación, no para el conflicto. Por eso es tan importante el libro que Adela Cortina acaba de publicar con ese mismo título, Aporofobia.