El gallo y la barca

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

17 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando parecía que nada podía empeorar el bochorno que fue la elección del representante para Eurovisión, con altercado, acusaciones de tongo y corte de mangas al público, la final del festival fue la demostración empírica de que lo que empieza mal suele acabar peor. TVE ni siquiera mantuvo esta vez la tradición de conectar de nuevo con el jurado español al término de la ceremonia ni la de emitir en directo las primeras palabras del siempre abatido emisario musical. Cuando acabaron las celebraciones, la cadena puso una película y a otra cosa, intentando pasar al mal trago con premura.

Ahora que todo ha acabado y el gallo marca un hito de la historia del concurso junto con la barca y los pies descalzos de Remedios Amaya, no hay necesidad de empecinarse en lo imposible. Algunos que fueron apoyo y sostén del colista Manel Navarro aseguran que fue un error y el cantante reconoce que no volvería a concursar con esa canción. Él, confiesa, es «más cantautor y rollo baladas» que camisa hawaiana y se ha puesto ya a trabajar en ello. Pero si algo se le debe reconocer al artista es el haber sabido perder. Fue de los primeros en reírse de su nota desafinada y, aunque aún sale a la calle con capucha y gafas de sol, ayer acudió a TVE, al programa La mañana, para hacer frente a todas las preguntas y dar las explicaciones que el sábado no pudo dar.