Va por el latín y por el griego

César Casal González
César casal CORAZONADAS

OPINIÓN

16 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Jo, je, to. Más o menos, así suena el artículo en griego cuando se empieza a estudiar. Todavía lo recuerdo con gusto. Y el latín. Esas horas traduciendo La conjuración de Catilina. Aprendiendo a declinar las palabras. Tratándolas con el mimo que se tiene a lo que se ama. Leo una crónica excelente de mi compañera Carmen García de Burgos y no entiendo nada del mundo absurdo en el que estamos y hacia al que nos despeñamos. Cuatro alumnos del IES Valle-Inclán de Pontevedra ganaron cinco de los seis premios de la Olimpiada gallega de griego y latín y uno de ellos dice: «Cuando conté que iba a coger clásicas me dijeron que estaban malgastando mi potencial». No hagas ni caso. Siempre hay que estudiar lo que te hace disfrutar. Somos el latín y el griego. Así de claro. Es dramática la guerra, no la de Jugurta, que hay contra la enseñanza de humanidades. Siempre hubo un odio. «Los de letras sois los tontos». Pero es que ahora quienes se cargan las materias de los planes de estudios son los políticos con sus decretos suicidas. ¿Qué será de las generaciones del futuro sin saber filosofía? Puedes calcular muy bien, con muchos decimales, pero si no le sabes sacar centésimas a tus pensamientos estás fastidiado. Es un placer leer que esos chavales de Pontevedra, tenían que estudiar en un instituto que lleva el nombre de Valle-Inclán, aman el latín y el griego. Están dispuestos a seguir ese camino hasta el infinito y más allá. Decía que somos el latín y el griego. Y decía que estamos en un mundo absurdo, cuyo siguiente paso va a ser despeñarse. ¿Por qué? Porque nadie rechaza sus raíces. Y nuestras raíces son Terencio y Cicerón. Esquilo y Sófocles. Sin Sófocles y su Edipo Rey o su Antígona, no entenderíamos al ser humano. No comprenderíamos que Woody Allen viene de Sófocles. Como antes vino Shakespeare. Pero, en fin, que hagan lo que les dé la gana las autoridades educativas. Bravo por esos chavales de Pontevedra o Pontem veteram.