El bello y la bestia

María Xosé Porteiro
María Xosé Porteiro HABITACIÓN PROPIA

OPINIÓN

08 may 2017 . Actualizado a las 07:12 h.

Marianne, icono de la libertad, la igualdad y la fraternidad que identifican a la República francesa, no dormirá del todo tranquila pese a que hoy el fascismo ha perdido una batalla. Su hermosa cabeza, coronada por la cocarde, sabe que ha ganado este combate, pero la guerra continúa. La extrema derecha ha marcado un hito en las elecciones presidenciales con diez millones de votos en medio de la mayor abstención que se recuerda. El fantasma que reniega de los valores republicanos ha pasado de espectro a ectoplasma y va camino de encarnarse en zombi. Creíamos al fascismo vencido y enterrado pero hoy sus uñas arañan la tierra de su tumba.

El bello Macron, mitad Astérix, mitad Tintín, tendrá que encomendarse a Marianne para convertir su candidatura instrumental en partido político real o se quedará muy lejos de obtener la representación parlamentaria que le aseguraría un mandato eficaz para cumplir las promesas realizadas. Por lo tanto, hay que esperar a ver cómo se dilucida la prueba definitiva de las próximas elecciones legislativas. Parece muy difícil que ¡En Marcha! pueda presentar candidaturas en la mayor parte de las circunscripciones electorales, pues queda muy poco tiempo y han salido de la nada.

Es razonable suponer que los partidos tradicionales, con aparato y hábito para hacerlo, se pondrán a la tarea de aliviar el castigo recibido y obtener en la Asamblea una representación que el sistema de segunda vuelta de las presidenciales pulverizó. Al fin y al cabo, el nuevo presidente es un poco hijo de ambos: ministro socialista y banquero, dando lugar a una fórmula mestiza que bien podría denominarse social-liberalismo. Un nuevo cóctel político que quiere marcar tendencia y que se va a experimentar en la cuna de los valores de la Europa democrática y Estado fundador de la agotada Unión Europea.

Con sus adversarios de ayer, los partidos de la vieja alternancia, el social-liberalismo tendrá que contar para contrarrestar una asamblea donde la opción insumisa y la extrema derecha formarán una pinza frecuente. Se aproxima una legislatura apasionante, con la figura emergente de un presidente sin partido y unos partidos descabezados que querrán gobernar desde las bancadas parlamentarias. Dudo que nadie se atreva a aventurar de qué color será la camiseta del próximo primer ministro francés con el escenario que hoy queda dibujado.

En los alrededores, el euro no amanece amenazado por el frexit, Merkel gana puntos en su territorio, Grecia sigue en caída libre, España no sabe-no contesta y Portugal sigue yendo a su aire, mientras Italia se lo piensa. Un poco más allá, Trump y Putin juegan a los dados, mientras una bestia zombi parece decidida a salir del inframundo.

Se aproxima una legislatura apasionante, con la figura emergente de un presidente sin partido y unos partidos descabezados que querrán gobernar desde las bancadas parlamentarias.