Palma sin control

Alfredo Vara
Alfredo Vara EL PUENTE

OPINIÓN

11 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera vez que oyó hablar de ese aceite se imaginó exprimiendo una palma de las procesiones de Ramos de su infancia. Pensó que un poco de aceite de palma en algunos alimentos no podía ser tan dañino. Luego empezó a recibir más y más mensajes e informaciones sobre la apabullante presencia de ese tipo de grasa y las negativas consecuencias de su consumo. Se resistió a hacerles caso. Hay mucho talibán de la alimentación suelto, pensó.

Pero ya le había picado la curiosidad y comenzó a buscar información y a leer con más detenimiento la composición de los productos que compraba. Se alarmó al detectar su presencia en la crema de cacao que le encanta a tantos niños, en multitud de galletas, en la bollería industrial y hasta en la margarina que consumía porque ponía el acento en su contenido en aceite de oliva.

Leyó estudios sobre la cantidad de este tipo de grasa que puede llegar a ingerir al día una persona por su presencia en tantos alimentos, acogió con agrado la noticia de que alguna gran superficie lo eliminará de sus marcas blancas y estimó positivo que las autoridades sanitarias de algunos países europeos recomienden no consumirlo.

La aprobación en el Congreso de una proposición no de ley para limitar la presencia de productos con estas grasas en lugares frecuentados por niños le pareció adecuado, pero insuficiente.

Como muchos otros ciudadanos, echa de menos información clara de los responsables de la sanidad pública sobre el riesgo de su consumo y medidas contundentes de control de su presencia en los productos de alimentación, que tengan más en cuenta la salud de las personas que el interés de algunas empresas por reducir sus costes de producción.