El timo de la independencia a la carta

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

31 mar 2017 . Actualizado a las 08:45 h.

Sostiene el ex viceprimer ministro británico Michael Heseltine que el brexit es «el mayor error histórico desde la Segunda Guerra Mundial». Un criterio que comparto plenamente y que me da pie para afirmar que la independencia de Cataluña y su separación de España constituirían sin duda el mayor error histórico cometido en nuestro país desde la guerra civil. La atinada sentencia de lord Heseltine permite establecer un paralelismo entre el desastre provocado en Gran Bretaña y en la UE por la xenofobia del más rancio conservadurismo británico, -unida a la torpeza de su ex primer ministro David Cameron-, y el que generarían en Cataluña y en España la prepotencia y la incompetencia de los independentistas en caso de que se consumaran sus planes.

Hasta los más conspicuos defensores del brexit admiten que tendrá un altísimo coste. Y, por ello, en una estrategia que demuestra la locura del proceso en el que se han embarcado, tratan ahora de presionar para que esa salida les permita conservar la mayoría de los privilegios que otorga la pertenencia al club europeo, pero sin asumir la pérdida de soberanía que esta implica. Algo así como el timo de la estampita.

Esa misma estafa es la que pretenden perpetrar los independentistas catalanes. Es obvio que ni España ni Cataluña saldrían beneficiadas de una separación. Pero también que, de llegarse a ese extremo, Cataluña correría la peor suerte. Por más alto que griten, los independentistas saben que es absolutamente imposible que se divorcien de España de manera unilateral porque, entre otras muchas cosas, ello implicaría que dejaran de ser miembros de la Unión Europea; que perderían por tanto cientos de millones de euros en ayudas europeas cada año; que se quedarían sin el paraguas europeo y español para financiarse en los mercados, que es lo único que les permite acceder al crédito actualmente; que, aunque conservaran el euro como moneda, no tendrían ningún control sobre él; que perderían el acceso al mercado único comunitario; que perderían la libertad para circular y trabajar en Europa, y que deberían asumir el coste, inasumible, de garantizar su seguridad con sus propias fuerzas armadas.

Por eso, a lo que aspiran los soberanistas no es en ningún caso a independizarse unilateralmente, sino a conseguir, mediante el chantaje, su salida de España conservando derechos y privilegios, pero sin asumir costes. Algo que se ejemplifica groseramente en la astracanada de que pretendan ser independientes pero jugar en la Liga de fútbol española. Por más pecho que saque, Cataluña es débil frente a una España unida, como lo es Gran Bretaña respecto a la Unión Europea. Y, por ello, ni la UE debe negociar nunca un brexit a la carta, ni España debe acceder jamás a una independencia negociada de Cataluña.