Lentejas con «cotechino»

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Conocí a Paloma Gómez Borrero en su casa de Roma la noche de fin de año de 1990. Paloma y yo teníamos una amiga común, la periodista María José Pastor, con la que entonces compartía el programa de Hermida en las tardes de Televisión Española, ese que heredaron María Teresa Campos y su familia para toda la eternidad.

Decidimos pasar unas vacaciones en Roma, y Paloma nos invitó a cenar las tradicionales lentejas con cotechino. La española llevaba mil años casada con un aviador italiano, que había pedido prestado un avión de la fuerza aérea italiana para llevar a sus invitados a la boda en España.

Detrás de aquella imagen de buena chica, la periodista escondía una mujer histriónica y tronchante, que tenía la costumbre, cuando regresaba de noche caminando a su casa, de quedarse de tertulia con las putas de la acera que encendían grandes fuegos en bidones metálicos para calentarse. Recuerdo que acababa de morir el escritor Alberto Moravia, y nos contaba cómo su viuda, la española Carmen Llera, había introducido en la vida social italiana las pipas de girasol, para acompañar el champán. A los dos días nos organizó una visita por las zonas prohibidas del Vaticano, y nos vino a buscar en un Fiat 500, que allí llaman cinquecento. Y como las anchoas de las aceitunas, sus tres invitados hubimos de encajarnos lo mejor que pudimos. Y recuerdo que teníamos que pasar los controles de la guardia suiza, que nos daba paso perdiendo su compostura militar y partiéndose de risa. Buenos recuerdos.