Estado de confusión

Francisco Ríos Álvarez
francisco ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

18 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Quienes evitan la palabra España suelen recurrir a la voz estado, generalmente con mayúscula. Los campeonatos nacionales de un deporte se convierten en campeonatos estatales, los hospitales privados pasan a ser hospitales del estado sin necesidad de que los nacionalicen, y las carreteras de las diputaciones son carreteras estatales aunque no formen parte de la red de carreteras del Estado, la que gestiona Fomento.

En un artículo publicado el 27 de agosto de 1993 en La Voz de Galicia, Fernando Lázaro Carreter, entonces director de la Academia Española, impactado tras leer en un diario que «Desde allí, la heroína se distribuía por todo el Estado español», escribía: «Siendo que Estado es el “conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano”, los imbéciles que sienten aprensión ante el nombre de España están afirmando que la droga circula por los ministerios, gobiernos autonómicos, subsecretarías y concejos con facilidades de suministro vedadas a los consumidores sin mando. Es muy curiosa la permanencia de términos acuñados por el régimen anterior; éste, por ejemplo, pero ahora como airón de progresismo o de “retrogresismo” medievalizante».

Pero la última edición del diccionario de la Academia estatal ha dado un vuelco al mercado de la droga con una nueva acepción de estado con minúscula: «País soberano, reconocido como tal en el orden internacional, asentado en un territorio determinado y dotado de órganos de gobierno propios». Esto ya permite distribuir heroína por todo el estado... si se tienen los medios de transporte adecuados y mientras no se entere la Guardia Civil. Y los hospitales privados ya son, ahora sí, del estado, pero no del Estado.

Algún día habrá que ponerse de acuerdo sobre los significados de estado, con mayúscula y con minúscula. En una enciclopedia llegamos a leer 24 definiciones solo de Estado. Ninguna nos entusiasma. Nos quedamos con la última del Diccionario, «Conjunto de los poderes y órganos de gobierno de un país soberano», aunque prescindiendo de «órganos del gobierno», pues entendemos que estos no son el Estado, sino del Estado. Tampoco es mala la del Diccionario del español jurídico: «Organización política soberana caracterizada por referencia a una comunidad o población determinada asentada sobre un territorio definido».