Riesgo de fuga

Manel Loureiro
Manel Loureiro PRODIGIOS COTIDIANOS

OPINIÓN

26 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los motivos que me llevaron a dejar el ejercicio de la abogacía -aparte, claro está, del hecho de descubrir que me gustaba más vivir como escritor- fue que llegó un momento en el que ya no era capaz de entender algunas insensateces que ocurrían en los juzgados. Si conocen a algún abogado, solo tendrán que tirarle un poco de la lengua para verse sepultados en docenas de anécdotas amargas de jueces poco despiertos y errores judiciales incomprensibles. 

Viene todo esto a cuento de la reciente sentencia del caso Nóos. Después de leer la sentencia, uno descubre que la libertad sin fianza de Urdangarin es jurídicamente correcta pero al mismo tiempo un dislate a efectos de justicia. Me explico: la sentencia condenatoria al marido de la infanta aún no es firme (se puede recurrir y seguramente sus abogados así lo harán), por lo que el ingreso en prisión no es efectivo, salvo que, básicamente -y aquí está el detalle-, el juez considere que en el ínterin puede haber un riesgo de fuga del condenado para evadirse de la acción de la Justicia.

Resulta que la Fiscalía cree que Iñaki Urdangarin es un hombre con arraigo familiar, con trabajo estable, responsable y cumplidor (tiene un historial impecable, presentándose al juzgado, siempre en tiempo y hora), por lo que ese riesgo de fuga no existe. Así que ni fianza, oye. Jurídicamente impecable, como les decía. Nos fiamos de usted, don Iñaki, y tal.

Parece olvidarse el tribunal del profundo malestar y la alarma social que produce esta decisión. Del ácido que corroe el estómago social al leer eso. La mayoría de la gente lo único que ve es que, al parecer, el duque empalmado, una de las caras más mediáticas de la corrupción reciente, parece irse de rositas. Pero no hay riesgo de fuga, dicen. Claro que no. Que tenga medios económicos ocultos (amasados de forma ilícita), que viva en Suiza y que disponga de pasaporte diplomático no ayudan en nada a una fuga. No, qué va.

Dirán que es un símbolo. Que es un tipo responsable de sus actos. Que cómo va a hacer eso el marido de una infanta de España, hombre.

Recuerdo que decían lo mismo de cierto director general de la Guardia Civil y al final hubo que ir a buscarlo a Laos. Parece que no aprendemos.