El fin de María Teresa Campos

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

21 feb 2017 . Actualizado a las 09:24 h.

Hace unos meses que Telecinco anda inquieta con su competidora Antena 3 y desde ese tiempo viene anunciando cambios para recuperar su liderazgo y el favor de la audiencia. Sin la aparición de nuevos programas ni una apuesta arriesgada por la novedad, a Paolo Vasile la estrategia le hace bailar solo con las piezas que tiene en la mano e intercambiar las cartas como un tahúr avispado para aupar el share. Le salió bien la carambola en Gran Hermano Vip con la entrada in extremis de Aida Nizar, el único resorte que consiguió consolidar al público, hastiado de ver una y otra vez el mismo programa. Quizás por eso, la supresión del espacio de María Teresa Campos el domingo venga a aliviar la sensación que el espectador tiene siempre que enciende Telecinco; porque se mire por donde se mire la repetición es la tendencia. Se repite el formato, se repiten los presentadores y se repite un estilo hasta agotarnos. El caso de María Teresa Campos no es distinto. Pese a su audiencia fiel, ella ha rentabilizado al máximo un modo de hacer televisión, con el corrillo de amigos y familiares, que no da más de sí. La Campos ha sido un filón, pero su tiempo feliz ha pasado y es posible que no regrese. La presentadora está tocada y sabe que se impone el relevo, aunque sea con el machacón Pasapalabra, que viene a constatar como una metáfora televisiva que María Teresa no se come un rosco.