Poco adecuado para unir a la izquierda

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

06 dic 2016 . Actualizado a las 09:22 h.

Se esperaba que el primer ministro Manuel Valls diese el paso de presentarse a las primarias socialistas; sobre todo, después de que el presidente Hollande anunciase que él no lo haría. Los dos han librado una silenciosa pugna en las últimas semanas. Hollande quería presentarse y Valls también. Pero la idea de un presidente enfrentándose con su propio primer ministro era un espectáculo incómodo. Al final, ha sido Hollande quien ha cedido después de recibir algunas indirectas de otros líderes del partido, pero no ha sido sin resquemor.

Se entiende por qué. Después de todo, Valls sufre ahora mismo unos niveles de popularidad casi tan bajos como los de Hollande. Más que la solución a la crisis de la izquierda, se podría decir que Valls es uno de sus síntomas más agudos. Situado firmemente a la derecha del partido -llegó a sugerir incluso suprimir la palabra socialista de su nombre-, no parece la persona más adecuada para unir el voto de la izquierda en las presidenciales.

Sí tiene, en cambio, muchas posibilidades en las primarias, donde su condición de primer ministro (aunque ahora decida dimitir) lo adorna con el prestigio del poder. Al menos, las encuestas, en la medida en que puedan ser fiables, lo colocan en cabeza. También le facilita las cosas el que vaya a tener enfrente, de momento, a cuatro candidatos del ala izquierda. El más fuerte es Arnaud Montebourg, un antiguo ministro en el Gobierno del propio Valls que dimitió en protesta por su brusco giro a la derecha. Tendría alguna posibilidad si se retirase alguno de los candidatos que dividen el voto de la izquierda, sobre todo Benoît Hamon. Pero de momento no se contempla esa hipótesis y la atomización del voto de izquierda dentro del partido convierte a Valls en favorito.

Desgraciadamente para Valls, esa misma tendencia del voto de izquierda a dividirse, que le favorece en las primarias, le perjudicará en las presidenciales. Ahí el candidato socialista (sea Valls u otro) se va a encontrar con un problema que no afecta a la derecha ni al Frente Nacional. En la izquierda hay varios independientes que se presentan directamente a las presidenciales, y dos de ellos apelan al voto socialista aunque no van a pasar por las primarias del partido. Se trata de Jean-Luc Mélenchon y Emmanuel Macron.

Mélenchon dejó el partido socialista en el 2008 (también en protesta por la derechización de Valls) y ha recibido el respaldo de la izquierda radical. Macron también ha sido ministro en un Gobierno de Valls y se postula como un centrista que puede recoger voto tanto a su izquierda como a su derecha. Habrá pues, como mínimo, tres candidatos repartiéndose el voto de izquierda en el primer turno de las presidenciales, con lo que lo más probable es que en el segundo turno no haya ya ninguno.