Fernando Trueba

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

04 dic 2016 . Actualizado a las 10:21 h.

Hay una célebre escena en La vida de Brian, en que las asistentes a una lapidación -todas mujeres con barbas postizas- acaban tirándose piedras unas a otras por decir el nombre de Dios en vano. Algo parecido está pasando en este país; ahora con Fernando Trueba, pero en general con cualquiera que asome la nariz, lo cual tampoco es nuevo porque ya Pío Baroja se desesperaba con cosas así.

Fernando Trueba es un hombre decente, culto, y además de hacer cine tiene con su familia una librería en Madrid, La buena vida, atendida por Jesús, el hermano pequeño, que es amigo mío. Fernando es un tipo que se ríe de sí mismo -se ríe, por ejemplo, de su ojo chosco- e intenta ser feliz haciendo felices a los demás. Con esa intención hace cine. Y los americanos en vez de piedras le lanzaron a la cabeza una estatua dorada que atiende al nombre de Óscar. Yo desde luego preferiría beberme una botella de vino con Trueba que con Paquirri, que de todas formas tampoco sé si bebe. Y así de paso poder hablar de cine, de literatura, de la buena vida.

Parece que los españoles tenemos el alma muy sensible y nos escandalizamos con la menor excusa. Pero disimulamos esa sensibilidad emborrachándonos en los parques y dándoles palizas a las mujeres, por ejemplo. Y cuando un tipo como Trueba nos cuenta que no se siente español, que se siente hombre -como los cristianos y los comunistas, como Walt Whitman, Stefan Zweig o Blas de Otero- le cae una lluvia de piedras. Con Franco también convenía tener el certificado de adhesión al Movimiento Nacional.