Carta al señor Pablo

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

23 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Querido señor Pablo, voy a ser muy claro: niego la mayor. La calle y los pasillos de la facultad son espacios de reivindicación en países donde la libertad está perseguida. En los otros, en los países democráticos, la calle debe ser para los vecinos, las parejas, las familias, los amigos. Para los individuos, uno a uno.

Los grupos de presión, los activistas, pertenecen a la familia de la revolución cultural de Mao, en que los estudiantes defenestraban -literalmente- a los profesores, o a las juventudes hitlerianas, que linchaban a judíos y quemaban libros. En la calle no existe la democracia, sino la ley del más fuerte, o del más vehemente, del más excitado, la ley del que sale a la calle y no del que se queda en casa haciendo un crucigrama o leyendo un libro, por ejemplo; o simplemente la ley del más maleducado. En este país pretendemos que existan instituciones democráticas limpias, que garanticen los derechos de mayorías y minorías y donde se desarrolle el debate político. Donde funcione la justicia y los políticos -sus colegas de profesión- no roben.

Ustedes decidieron dejar la Puerta del Sol para entrar en la Carrera de San Jerónimo y eso dio un vuelco a la democracia corrupta. Ustedes denunciaron a la casta y la casta puso rápidamente a remojar sus barbas. Su incorporación al juego democrático no debe ser un juego doble, como el de Trump, que acepta el resultado de las elecciones solo si gana.

Eso se llama nadar y guardar la ropa. No imponga por la fuerza lo que no consigue con los votos.