A Pedro Sánchez, in politicam memoriam

Xosé Luis Barreiro Rivas
Xosé Luis Barreiro Rivas A TORRE VIXÍA

OPINIÓN

03 oct 2016 . Actualizado a las 08:17 h.

Pedro Sánchez, que como político fue un desastre, era una joya para los analistas políticos, a quienes nunca nos falló. Predecías que iba a equivocarse, y siempre lo hacía. Lo considerabas obcecado y era contumaz. Advertías su soledad e irrealismo, y se rodeaba de Luena, Hernández y Batet para que lo aislasen del mundo y le tapasen el sol. Explicabas el daño que sus estrategias suicidas le estaban haciendo al PSOE, y él, siempre competitivo, te brindaba la mayor crisis y el más dramático desgarro de la gran familia socialista. Decías que el PSOE podía romper su famoso suelo electoral, contra el que ya se había estrellado Rubalcaba, y Pedro Sánchez perforaba un pozo insondable y tenebroso desde cuyos abismos se atrevió a proclamar el triunfo del cambio, la muerte de Rajoy y su entrada laureada en la Moncloa. El pobre Pedro no daba ni una. Y por eso produce un enorme sonrojo repasar los vídeos en los que explicaba sus ensoñaciones de poder, su irresistible querencia por el populismo que lo estaba matando, y los responsos y funerales que cantaba por el mismo Rajoy al que hizo imprescindible, y al que convirtió en el más brillante estratega del siglo XXI. Por eso quiero recordar a Pedro con gran cariño, y con la añoranza de los cien artículos que escribí contra él, llenos de pésimos augurios, sin haberme equivocado. Veamos algunos ejemplos. Si alguien me preguntaba si iban a celebrarse segundas o terceras elecciones, yo respondía siempre que sí, pensando ya en las cuartas y quintas, porque Sánchez era un bloqueador meticuloso y nunca te dejaba mentir. Ahora, en cambio, con Fernández dirigiendo la cosa, ya no sé qué decir, porque, aunque es posible que los órganos del PSOE decreten una abstención que dé testimonio de la nueva etapa, no creo que Rajoy deba fiarse de una abstención circunstancial contra la que los afiliados socialistas fueron tan exquisitamente adoctrinados. Si la pregunta versaba sobre los efectos de las elecciones gallegas sobre la gobernabilidad de España tampoco dudaba de la respuesta: si Sánchez sigue en Ferraz, ninguno, y, si Sánchez es cesado por esta nueva derrota, entramos en terra incognita, como decía Juan de la Cosa.

Y si alguien se interesaba por el futuro de Podemos, siempre pronosticaba que Iglesias iría de sorpasso en sorpasso hasta la catástrofe final. Pero ahora, sin Sánchez, no sé qué puedo decirles. Ahora todos hablan de zurcir el PSOE, de trabajar la unidad de sus taifas sublevadas, de volver a la socialdemocracia perdida, y de trabajar con ahínco un nuevo proyecto de izquierda, constitucional y leal, que quiera ponerse al servicio del país. Pero yo creo que nada de esto va a suceder. Porque dijo Sánchez que el cambio precede al socialismo.

Y bien demostrado quedó que, en cuestión de errores y despropósitos, Pedro Sánchez nunca defraudó.