El vuelo de los buitres

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

01 oct 2016 . Actualizado a las 08:46 h.

Lo primero que pregunta el investigador de un asesinato, al menos en las novelas policíacas, es a quién beneficia. «Cui prodest?», que se decía ya en el Derecho Romano. En la novela negra del Partido Socialista todavía no hay un cadáver. Pedro Sánchez aún no ha sido asesinado, aunque huela a muerto y muchos se pregunten si hoy será el entierro en el campo poco santo de Ferraz. Lo que hay, además de preparar el crimen y que parezca un suicidio, es un visible vuelo de buitres leonados al olor de la carroña. Y que nadie se ofenda, pero esos buitres son de todas las filiaciones. Todos proclaman la necesidad de un PSOE fuerte, pero una buena crisis socialista, un buen troceado de sus restos, puede dar de comer a muchas siglas. Y hay muchas hambres en la política española.

Por empezar por arriba, fijaos en el PP. Cada mañana promete no meterse en conflictos de otros, pero siempre encuentra la forma de meterse. Confiesa que España necesita esa alternativa moderada (a Pedro Sánchez lo incluía Rajoy en el amplio saco de los radicales y los irresponsables), pero el mensaje es que el PP resulta al final el único partido estable, tranquilo y sereno del que uno se puede fiar. El partido de la estabilidad interna que garantiza la estabilidad externa. «Nos puede usted comprar un coche usado, aunque sea el de Rita Barberá», está a punto de decir Cospedal.

Por la izquierda están los más habladores de Podemos. Cara compungida de Pablo Iglesias, al que a veces solo le falta ponerse a rezar por la salud de su deseado socio Pedro, con un sincero deseo de recuperación. O Íñigo Errejón, que, con su capacidad de análisis, no sitúa el origen de la crisis en la gestión de Sánchez, sino en el nacimiento del 15M, y es difícil discrepar. Pero también esperan la división del PSOE, porque algo caerá. Hasta ahora soñaban con el sorpasso, con lograr en las urnas el liderazgo de la izquierda, con ser su referente ideológico, incluso con ser el partido socialdemócrata español. Esta crisis alimenta esos sueños. No encontrarán mejor oportunidad.

Y fijaos en los nacionalistas catalanes. A estos, para saber lo que piensan, hay que seguirlos en las redes y en los comentarios que escriben en las webs de los diarios, porque un hombre de Estado y referendo como Puigdemont no desciende a hablar de miserias humanas. Pero muchos, multitud, celebran el desastre, porque lo consideran una quiebra más del Estado y cuanto más débiles sean las estructuras estatales, más posibilidades tienen de largarse, patriotas como son. Ignoro si parte del clima hostil con que Sánchez se desayuna cada mañana estará movido por la intención de cazar algo entre los despojos. En los tres casos citados, seguro que sí.