Un socialdemócrata de derechas

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

01 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Parece una contradictio in terminis, pero trataré de explicarme. El domingo pasado hablé con varios socialistas, alguno de ellos militantes de largo recorrido, que en la jornada electoral votaron a Núñez Feijoo, justificando su voto en aras de la estabilidad y en que además la opción elegida coincidía con una gestión del líder popular que no tenía demasiados ítems que objetar, habida cuenta que estos últimos siete años fueron los de más dureza de la crisis económica. Aun así, Núñez Feijoo fue capeando moderadamente bien el vendaval de la deuda, el desempleo, las tasas de actividad empresarial, aunque no pudo evitar la sangría demográfica que asola Galicia, entre algunas otras cuestiones que no son de esta columna.

Los votantes socialistas que prestaron su voto a Núñez Feijoo querían evitar el crecimiento de formaciones populistas sin planteamientos programáticos realistas, y con una campaña electoral basada en soflamas, tópicos encadenados, utopías de andar por casa y con un aderezo obsoleto de insultos centrados en el candidato popular.

Me asombra el escaso nivel de denominadas vanguardias ilustradas agrupadas en torno a En Marea, argumentando tesis infantiles que emulaban a la política viejuna que denuncian. Al final, los cielos son complicados de asaltar y no es cierto que debajo de los adoquines esté la playa. Y, como es habitual, faltó el folio final que resumía cuánto cuestan las utopías y cómo se pueden financiar.

En estos siete años, Galicia no sufrió especialmente el estigma de la corrupción que afectó dramáticamente al hermano mayor de Génova, a la formación madre de los populares, y el presidente Feijoo fue implacable con las sombras de la sospecha que no llegaron a instalarse en la sociedad gallega.

Sostengo que Núñez Feijoo es un socialdemócrata de derechas más que un liberal confeso. Un social demócrata que no es consciente de ello. Persona de buen talante, político eficaz, de aguda formación e ideas nítidamente claras. El presidente de los gallegos es una marca fácilmente identificable con un proyecto para su tierra y con un liderazgo que avalaron por tercera vez las urnas.

A mí personalmente me apenan los desastrosos resultados del Partido Socialista de Galicia, convertido en tercera fuerza del Parlamento gallego. Su propuesta era aparentemente seria, pero los ciudadanos, a pesar del discurso extravagante de Bescansa y la maledicencia de Fernán Vello, nunca se equivocan, son conscientes de sus votos y ello resalta la grandeza de la democracia.

Deseo una fértil y prospera etapa para Galicia, si no una Arcadia, sí un país gobernado con rigor y pulso firme, una tierra que encuentre el camino de la modernidad, de la autoestima, del optimismo que tanto necesita. Yo creo que un socialdemócrata de derechas puede volver a intentarlo.