Sexo en el Progreso

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua LA TRAPALLADA

OPINIÓN

28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay quien dice que en cada decisión nuestra alma solo se inclina hacia aquello que nos va a proporcionar dinero, poder o sexo. Lean un periódico y vean nuestro retrato. Cuántas toneladas de papel se dedican cada año a saber quién va gobernar la Unión Europea, el estado, la comunidad autónoma, la diputación, la mancomunidad, el concello, la entidad local menor, la parroquia, la asociación de vecinos del barrio o la protectora de gatos. Cuántas columnas se fascinan ante las asombrosas piscinas de dinero en las que nadan nuestros ricos. Y cuántos árboles se han reencarnado en el divorcio del siglo entre Brad Pitt y Angelina Jolie. Así que no es nuevo que el sexo interese. Será por eso que hace pocas semanas corrieron como la pólvora una serie de explícitos vídeos de una pareja que, al no tener una cama a mano, se encaramó sobre un banco del centro de Vigo para gozar de la mañana. A veinte metros, unos paisanos mojaban el churro en el café del desayuno. Y grababan. Volaron los wasaps escandalizados, ardió Youtube, se armó una humeante hoguera de moralina y un medio de comunicación hasta consideró que ese acceso de pasión era material periodístico. Dios santo, era sexo.

Tal era el escándalo que, al poco, la información llegó a borbotones a cada bolsillo de la ciudad. Se supo quién era ella, dónde trabajaba, en qué barrio vivía y cuál era su perfil de Facebook.

¿Saben qué se supo de él? Nada.

Tiene su gracia que el ya famoso banco esté al lado de un mercado con nombre simbólico: Progreso.