El viernes podría ser un gran día, porque cabe la posibilidad de poner fin a la ignominia de estar ocho meses con un Gobierno en funciones. Tras el pacto de investidura entre PP y Ciudadanos, y el voto a favor de Coalición Canaria, los populares se van a los 170 apoyos de los 176 necesarios, lo cual, y tal y como está la situación política que vive el país, debiera ser suficiente para que un Gobierno presidido por Rajoy echara a andar. Sin embargo el vengativo y ambicioso Pedro Sánchez nos aguará la fiesta e intentará abocar a España a unos terceros comicios que nos convertiría en el hazmerreír de hasta la última de las repúblicas bananeras. Es patético ver cómo se recrea anunciando que eso de tener Gobierno depende de él, y que su no a Rajoy es innegociable. Lo curioso es que es el no por el no, pues, según Rivera de las 150 reformas pactadas con Rajoy, cien ya las había firmado con Sánchez en el acuerdo de febrero. Lo que no acaba de entender el obcecado secretario general del PSOE es que a nadie le importan sus problemas personales con el líder popular. Esos pueriles odios son de su exclusiva incumbencia. Parafraseando a Joan Manuel Serrat, le recuerdo a Pedro Sánchez el adaptado comienzo de uno de los más célebres temas del cantautor catalán: «El viernes podría ser un gran día, plantéatelo así; aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti».