Inexpertos, no irresponsables

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

30 ago 2016 . Actualizado a las 10:02 h.

Lo del Partido Socialista tiene que tener alguna explicación, que, por el momento, nadie sabe encontrar. Tiene que obedecer a alguna razón que vaya más allá del socorrido argumento de su falta de responsabilidad, utilizado por políticos del Gobierno, analistas y escritores varios. Pedro Sánchez puede ser ingenuo, torpe o mala persona, por citar algunos calificativos publicados, pero no es un irresponsable. Los miembros de la ejecutiva que le impulsan o le respaldan en su no a Rajoy pueden merecer otros improperios, pero tampoco son unos irresponsables. Y los 85 diputados que mañana votarán en contra de la investidura pueden ser estómagos agradecidos, pero es exagerado acusarlos a todos de irresponsabilidad. Si esa acusación fuese justa, el Partido Socialista habría iniciado el camino hacia su destrucción: nadie le encomienda la gobernación de su país a un grupo de insensatos.

¿Cuál puede ser esa razón oculta que lleva a la dirección socialista a ignorar el clamor de la opinión publicada que le pide la abstención, que le empuja a desconocer los riesgos de unas terceras elecciones y le condena a pagar un altísimo precio de imagen que quizá le vuelva a llevar a la derrota electoral? O es algo tan noble como la dimensión ética de impedir una gobernación de la perversa derecha que castiga a las clases medias, o es algo tan poco defendible como el rencor por las políticas sociales desarrolladas por los equipos de Rajoy, que hacen imposible la convivencia de socialistas y conservadores, por muchos intereses que se juegue el país.

Si fuese lo primero, un impulso ético, el señor Sánchez tendría que haber hecho ayer un discurso lleno de épica, de grandeza izquierdista y de mística casi revolucionaria. Si fuese lo segundo, un reflejo del rencor, Sánchez tendría que haber actuado con mayor astucia: mostrar voluntad negociadora incluso para llegar a un Gobierno de coalición, presentar un cuadro de condiciones como hizo Ciudadanos, comenzar el diálogo y romperlo ostentosamente ante las cámaras porque los negociadores del Partido Popular se niegan a aceptar alguna de sus ideas. De esa forma quedaría como un partido y un líder dialogante y dejaría al PP como una fuerza política intransigente.

¿Qué quiero decir con esto? Solamente una cosa: que los actuales dirigentes del PSOE, empezando por Pedro Sánchez, no son, en efecto, unos irresponsables que condenan al país al bloqueo político indefinido y al ridículo universal.

Solo son un grupo de novatos faltos de experiencia, que no saben administrar argumentos ni estrategias para echar del poder al Partido Popular. Por eso van a seguir cosechando «los peores resultados de su historia». Es decir, lo que ya resulta habitual.