El gallego, en la ventanilla central

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

22 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Según pude saber por este diario, en la Administración centralísima existe un organismo patriótico que se llama pomposamente IDEA (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía). Dado que negó a los concellos de Santiago y Teo una subvención por redactar parte de la solicitud en lengua gallega (decisión calificada por Feijoo como «disparate»), propongo que le cambien el nombre y se llame ICAIE (Instituto para la Concentración y el Ahorro de Idiomas de España). Lo de la energía es lo de menos para esa gente. Lo importante es que todos hablemos y escribamos en un solo idioma y que ese idioma sea el castellano, por supuesto. Todo lo demás es extranjero y, por tanto, no subvencionable. Se entiende que, cumplido ese requisito, los objetivos patrióticos están alcanzados y habrá subvenciones para todos.

Además, según se desprende de la noticia, la negativa fue fulminante. Es tan grave escribir en gallego, que los señores (o señoras) del ICAIE no se dirigieron a las corporaciones a sugerirles que rectifiquen, que hasta los matrimonios rotos se suelen dar una segunda oportunidad. Aquí, ni segunda oportunidad ni gaitas: o hablan ustedes como hay que hablar, como Dios manda, o les cerramos la caja. Y así se hizo, con esa autoridad de que siempre presume la Administración centralísima. Me imagino al funcionario de turno cerrando el expediente con un manotazo y un sonoro: «¿No querían autonomía? ¡Que lloren y reclamen a la Xunta!». No sería la primera ni, por lo que veo, la última vez.

La Administración centralísima siempre tiene alguna razón para esas drásticas decisiones. En el marasmo legislativo que tenemos seguro que hay algún papelote perdido en algún legajo que dice que los de los pueblos tenemos que dirigirnos a las dignísimas autoridades en el idioma que entienden. Si los de los pueblos escribimos en inglés, seguro que nos atienden y nos admiran por nuestra dimensión cultural. Si les escribimos en árabe, seguro que buscan un traductor para quedar ante el mundo como ejemplo de multiculturalismo (o por si contiene una amenaza del Estado Islámico). Pero escribir en gallego es una violación de la sagrada unidad del idioma que hablan 500 millones de seres en el universo. Y hacerlo en papel oficial es una provocación y una insolencia que habría que denunciar.

Siempre recordaré que, en mis primeros años de estudiante, en el internado nos querían hacer hablar castellano a base de multas: te cazaban hablando el idioma de tus padres, y te caía una multa de una peseta. Y sin recibo, que era lo peor. Ahora no te multan, porque resultaría fascista; simplemente te niegan la subvención. Vamos por buen camino. El próximo paso será ver pintadas que digan: «Habla la lengua del imperio».