Las crisis no son todas iguales ni afectan con la misma intensidad a las provincias gallegas. Ferrol pasó de ser la tercera ciudad de Galicia en población, con una más que pujante economía en los años sesenta y setenta, a perder un tercio de habitantes y ser la más envejecida hoy en día. A las sucesivas coyunturas adversas que sufrieron sus astilleros se unió la eliminación del servicio militar obligatorio en los noventa, supresión que todos celebramos. Pero hasta ese momento, la ciudad departamental tenía entre cuatro y cinco mil marineros, que abarrotaban las calles a la hora del paseo.
Contra viento y marea, Astano y Bazán se han reciclado y sus operarios hoy fabrican turbinas y ensamblan estructuras increíbles por su tamaño y dificultad para la emergente industria eólica marina. En la reciente visita empresarial que hicimos a sus imponentes instalaciones sus cuadros directivos nos contaron cómo esta diversificación ha favorecido una significativa carga de horas de trabajo, en un sector que vuelve a poner Ferrol en el mundo, ya que sus manufacturas son extraordinariamente competitivas en costes y excelencia. Sin duda hay que seguir apostando por la construcción naval, y ahí está la magnífica noticia del nuevo contrato con la Armada australiana para hacer dos buques logísticos, que representará trabajo para cuatro años en Bazán con puntas de dos mil obreros.
El dinamismo de antaño, cuando eran los chinos y japoneses los que venían aquí a aprender, no volverá. Pero la potencialidad de la infraestructura que se conserva más la experiencia y el conocimiento puesto al día deben ser argumentos suficientes para que las Administraciones Públicas sigan comprometiéndose con la riqueza y tradición industrial de Ferrol, especialmente el nuevo Gobierno de España. La planta de regasificación, Reganosa, y el puerto exterior son dos asentamientos también llamados a jugar un papel de primer orden completando el mapa logístico de la zona. Por nuestra parte, los empresarios de Ferrolterra y de la provincia de A Coruña estamos involucrados en este empeño, con la unidad de acción por bandera. Es hora de mirar cara a cara a Ferrol.