Poses y postureo

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

08 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi simultáneamente leímos en la prensa estos titulares: «El PP ve postureo y engaño en las propuestas de último momento para pactar»; «El postureo político enfrenta a Pedro Sánchez y a los alcaldes de Ferrol y de Santiago». Aparece en ambos un sustantivo, postureo, cuyo uso ha alcanzado gran difusión en los últimos años, sobre todo en las redes sociales de Internet. Una prueba de ello nos la da Google. Si le pedimos que lo busque, responde con 474.000 localizaciones (consulta del 1 de mayo pasado). Sin embargo, los grandes diccionarios, empezando por el de la Academia, todavía no lo registran.

Quizá esa ignorancia sea intencionada, pues el neologismo no aporta recursos léxicos que no tuviésemos ya a nuestra disposición. Su significado puede explicarse perfectamente con la definición que el Diccionario da de pose: «Postura poco natural, y, por extensión, afectación en la manera de hablar y comportarse». Donde el periodista tituló «El PP ve postureo y engaño en las propuestas...» podría haber escrito sin pérdida de información «El PP ve pose y engaño en las propuestas...». El postureo de llevarse a la piscina, junto con la toalla, la Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, de Husserl, es sustituible por pose, extravagancia, afectación...

Aunque la creación de postureo sea innecesaria, su inclusión en el Diccionario estaría justificada por la necesidad de futuras generaciones de conocer su significado si, el día que deje de emplearse, lo encuentran en algún texto. Es el caso de lo que ocurre hoy, por ejemplo, con posado, un sustantivo en cierto modo relacionado con el anterior que da nombre tanto a lo que hace todas las semanas la señora Preysler para el ¡Hola! como a la tarea que afronta la choni televisiva de turno para ilustrar la portada de Interviú. Pues bien, esa acepción de 'acción de posar' no la recoge el Diccionario, que, sin embargo, registra en posado el significado de 'difunto, muerto', con el que hoy no se emplea, pero puede ser información útil para lectores de textos antiguos.

La difusión masiva de postureo es reciente. No existía antes, que sepamos, un verbo con el significado de 'adoptar poses', y los usuarios de postureo lo aportan: posturear, bien formado a partir de ese sustantivo aún no reconocido.

Tampoco existía un nombre para quienes hacen poses o postureos, más allá de posero, que se aplica en Chile y en Bolivia a las personas que actúan de forma poco natural, sobre todo a las que pretenden impresionar. Pues bien, por aquí ha aparecido posturero, que designa a quien practica el postureo y que completa por ahora la familia léxica. Sin embargo, es válido solo para quienes acepten postureo. Para quienes lo rechacen por innecesario, nos quedan afectado, petulante, pretencioso, presuntuoso..., adjetivos que en caso necesario pueden emplearse como sustantivos, al igual que los más coloquiales y tradicionales posturas y posturitas: Cuando yo era un mocoso, oía decir a las vecinas que era un posturitas (Antonio Gómez Rufo, Guarda tus labios, por si vuelvo, 2003).