Chisgarabises

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

02 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En su intervención en la clausura del congreso provincial del PP de Pontevedra, el 13 de marzo, Mariano Rajoy dejó patidifuso a más de uno con una de esas frases lapidarias con que suele lapidarnos el presidente del Gobierno: «Tenemos que adelantarnos al futuro, que es lo que hace un buen gobernante y no los chisgarabises». La sentencia generó sesudos análisis políticos, y la voz chisgarabises impactó a más de uno. Hubo incluso quien dudó públicamente de la corrección de ese plural y necesitó someterlo al análisis de expertos.

Chisgarabís, sustantivo común en cuanto al género (el chisgarabís, la chisgarabís), designa al hombre entremetido, bullicioso y de poca importancia. De entre esos, se suele aplicar más a personajillos de cuerpo pequeño y mala figura. La Academia lo define hoy con un sinónimo, chiquilicuatre o chiquilicuatro, del que ya precisa algo más: ?Persona, frecuentemente joven, algo arrogante y de escasa formalidad o sensatez?. El pollo viene a ser algo así como un mequetrefe, que es la persona entremetida, bulliciosa y de poco provecho.

El primer chisgarabís del que tenemos noticia nos lo legó don Francisco de Quevedo en 1626: «El uno dellos era la [piel] del diablo y el otro un chisgarabís, y cada día andaban al morro por quítame allá esas pajas». Corominas cree que es voz de creación expresiva, «según la fórmula rimada chis - g... bis, que sugiere una persona movediza, que va y vuelve sin cesar». Se atribuye el mismo origen a su equivalente portugués xisgaraviz (?individuo intruso, importuno?, ?criança buliçosa?) y al arcaísmo catalán xarxauet, jarjahuet en Valencia, donde hoy disponen del inusual charchau y de voces tan significativas como arreglaparròquies y furgamerdes.

En cuanto al plural chisgarabises, empleado por don Mariano y causa de algunas risitas mal contenidas, solo cabe decir que es el correcto. En español, los sustantivos y los adjetivos monosílabos o polisílabos agudos terminados en -s forman el plural añadiendo -es: tos, toses; pus, puses; compás, compases; mandamás, mandamases; chisgarabís, chisgarabises. Permanecen invariables en plural los polisílabos agudos terminados en -s cuando son palabras compuestas y el segundo elemento ya es plural: el marcapasos, los marcapasos; un ciempiés, dos ciempiés.

El testimonio de Fernán Caballero en Clemencia (1852) pone de manifiesto que los chisgarabises se reproducen generación tras generación, algunos con idénticas características: «... chisgarabises, que todos quieren ir a mangonear a las Cortes, ¡por vía de sanes! sin tener donde caerse muertos, ni saber donde tienen las narices».