El talento de Benjumea

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta PAISANAJE

OPINIÓN

17 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha de ser difícil intentar justificar ante una jueza de la Audiencia Nacional que uno cobra 11,5 millones de euros de indemnización mientras la empresa que heredó se va a pique. Quizá ahí lo mejor sea abrigarse en una justificación elástica, intangible: el talento. A Felipe Benjumea, el hombre que ha puesto la otrora ejemplar Abengoa en la picota, no se le ocurrió mejor manera de explicar su muy millonaria indemnización en que su propia empresa tenía que retenerle a base de dinero, por su talento. Un blindaje estratosférico para evitar que otro le fichara de la firma de la que era dueño. Difícil de tragar.

Pero hay que reconocerle ese talento al imputado Benjumea. Su empresa fue una de las más regadas por subvenciones de la Administración: más de 1.000 millones de euros en apenas cinco años. Un informe de Estados Unidos la sitúa entre las 15 empresas más beneficiadas por ayudas federales. Hay que tener talento para lograrlo ocultando la situación de una compañía que ha acabado por explotar. Benjumea también explicó que el grupo que él presidía -el que le pagó la millonada antes de declararse en preconcurso de acreedores- solo atraviesa por un puntual problema de liquidez; es un argumento recurrente. El caso es que los bancos no pensaron igual y terminaron pidiendo su cabeza al advertir que el barco se estaba escorando. Ellos, los acreedores, no le vieron ese talento, no. Vieron los números. La realidad.