Intereses cruzados en el ring

OPINIÓN

08 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque la novedad de la situación política genere incertidumbre, desconcierto o incluso preocupación, la sucesión de los hechos se han producido con normalidad constitucional. Convendría no tomar como foto fija lo que es secuencia de un filme. Ahora, en el ring que se ha montado aparece el aspirante Sánchez envalentonado en el centro y Rajoy noqueado en su rincón. Las declaraciones de los púgiles y sus partidarios no deben obstaculizar la visión. No hay que apelar a un bloqueo para retrasar la investidura, ni para formalizar pactos que se dieron como posibles al aceptar el ofrecimiento obligado del rey, quien podría habérselo formulado después de la renuncia de Rajoy. En su lugar, se realizó un legítimo nuevo turno de entrevistas, durante las cuales tuvo lugar la reunión del Comité Federal del PSOE. Quizá era difícil que este fuera concluyente; pero el hecho es que no dejó claro que no se pactara con Podemos. Esta es su responsabilidad.

El diálogo debería estar guiado por el interés general. No es difícil descubrir que están dominando intereses partidarios, incluso personales. La actitud de Sánchez ante lo que se considera difícil o imposible puede explicarse desde esa perspectiva. Es la oportunidad de su vida, que se une a su supervivencia política teniendo en cuenta la importante oposición dentro del PSOE que ahora lidera. No debería extrañar que esté dispuesto a ofrecer a Podemos lo que fuere necesario. Otra cosa es que estos acepten. Su apuesta es clara, en la que no se admite un pacto simultáneo con Ciudadanos. La clave progresista para el acuerdo sería echar al PP del Gobierno. Lo que sucede es que está en juego lo declarado como fundamental para los de Iglesias: ser la izquierda auténtica que pronostica el CIES.

A Sánchez le queda la alternativa de un pacto con Ciudadanos, sin Podemos y sin nacionalistas. Los de Rivera, en su papel de señores del centro, no le harían ascos. Para que fuera algo más que una solución aritmética tendrían que contar con el PP, dada su posición en el Senado y en el Congreso. En esa línea se estaría solicitando la abstención del PP en la investidura, que sería bien vista desde posiciones sociales significativas con invocación del interés general. Se conseguiría que Podemos no entrase en el Gobierno, el PSOE se centraría y de paso se evitarían elecciones que, al parecer, no son de interés para este y Ciudadanos. Con independencia de situaciones o conveniencias personales y del respeto debido a los electores del PP, esa solución no es más democrática que unas elecciones. Se insiste en que las nuevas darían el mismo resultado. No soy augur. En todo caso los ciudadanos tendrían conciencia de algo que en 20D era solo posibilidad. Entre tanto el Estado ha de seguir funcionando y estar presente en el ámbito internacional. No debe dar la impresión de un barco a la deriva. El aspirante no responde de su gobierno y al que está en funciones corresponde algo más que esperar el fracaso de aquel.