En las manos, o en los pies, de 197.000 militantes

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

01 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la actualidad, a la que algunos llaman rabiosa, el diapasón del articulismo político. Cada día nos asalta un acontecimiento. Ayer, domingo, la volcánica actualidad deslizaba su lava camino de ninguna parte. Todo era sábado, cuando caballero Sánchez besó a su militancia para librarse de las alambradas de las baronías. Qué demagogo el caballero. En poder de quién está el PSOE, digo yo. Y usted dirá en poder de quién está el PP, con la inmundicia de Valencia y el sé fuerte Luis y Rato y los peinados de Cospedal sostenidos contra la fuerza de la gravedad con lacas imposibles. En poder de quién estamos usted y yo. Y el futuro Gobierno, ahora al albur de 197.000 militantes socialistas. En realidad, no les preguntarán por los pactos, sino por el PP. No les dirán si quieren aliarse con quienes los humillaron y solo pretenden borrarlos del mapa político, sino que el mensaje será o nosotros (y lo que sea) o la derecha. Son las dos Españas, que en realidad solo quiere ser una: frívola e inamovible. Donde nada cambia. Donde el otro es el enemigo hostil, al que hay que ahogar para que ni respire. No lo aguanto. No soy el único. Ayer mismo le preguntaban a Joaquín Sabina en el XL Semanal que entrega La Voz: «¿Qué no soporta en los demás?» Contestó: «No soporto la estupidez. Y llamo estúpida a la gente de pensamientos fijos, invariables, sectarios... no lo soporto». Casi todos se creen en posesión de la verdad absoluta, y casi todos se equivocan (nos equivocamos). Pero los hay que van de frente y no engañan. Y los hay que convierten la artimaña en su modo de actuar: caballero Sánchez, verbigracia. Aún no ha comprendido el PSOE que la intención de aniquilar al PP conlleva una consecuencia: su propia demolición. A estas alturas no creo que lo comprendan. Y menos observando los semblantes situados detrás de Sánchez en su perorata del Comité Federal. En dos momentos se instaló el júbilo. 1, cuando dijo aquello de que consultaría a la militancia. 2, cuando proclamó que al PP ni agua, o una imagen similar que no reproduzco literalmente porque caballero Sánchez no hila un pensamiento fulgente, como Felipe González. Felipe, que fue Isidoro antes que presidente (¿qué fue Sánchez antes de ser el líder socialista menos refrendado por las urnas?), dijo que se abstiene el Partido Popular y deja gobernar al PSOE o se abstiene el PSOE y deja gobernar al PP, que ganó las elecciones. Pero caballero demagogo Sánchez quiere consultar a la militancia para librarse de las baronías. Y la militancia contestará con los pies: para darle una patada al Partido Popular. Para gobernar cómo y con quien sea y al precio que sea. Así está escrito desde que Zapatero edificó un cordón sanitario en torno a la derecha, que era la peste. Y así estamos todos, en las manos y en los pies de 197.000 militantes socialistas: puntapié al peroné de la derecha, he aquí la consigna. Y si España se hunde, que se hunda. Es difícil que la democracia caiga más bajo.